Andone, además del gol, dejó una de las imágenes más bonitas de los últimos tiempos en Riazor. Desencajado y roto, soltando adrenalina, se fundió en un abrazo con la grada en la celebración. En días de estadios vacíos y de fondos apegados al móvil y a la entrada del tour turístico, verlo sufrir y disfrutar con su gente, sin intermediarios, sin barreras que les separen, es un soplo de aire fresco. La razón de todo, la que muchos han olvidado. Su tanto valía oro para un equipo que había perdido 20 kilos de golpe y le reivindicaba a él en un momento en el que ha perdido protagonismo. ¿Tiene sitio para Mel? ¿Cómo encaja Andone en este proyecto?

El Dépor ha mejorado, sigue en observación. No estuvo lejos de volver a perder, tampoco habría sido justo. Hizo más, arrinconó al Getafe, pero sus propias debilidades (la portería, la defensa de los centros al área y su deficitaria salida de balón) le asemejan a ese jarrón en un lugar de paso. Aún con Fede Valverde fuera de sitio y desaprovechado, Mel le ha dado el nueve a Lucas y ha reclamado la pelota creando superioridades en los últimos metros para acabar llegando por fuera. No es mal camino, casi inmejorable, de hecho. Aún lo está explorando y le sienta bien. En esta ecuación quien se queda fuera es Andone, uno de los grandes baluartes hace nada, el gran activo de este club. De momento y aún sin Adrián, no hay lugar para dos delanteros. ¿Recuperará el técnico su vieja idea, su sistema preferido? ¿Es posible una relación estable con Lucas en el campo?

Parece difícil que Mel se desvíe de un camino que le ha costado encontrar. Aún con cierta inestabilidad personal y como equipo, se agarrará a lo que le ha funcionado. Más que lógico comprobando su efecto terapéutico sobre el grupo. Al menos, así será a corto y medio plazo, mientras siga en la senda de la recuperación o no haya contratiempos. Llega una época para Andone de lucha con premios contados, de incomodidad personal y de seguir haciéndose valer con sus cualidades y goles. Es innegable su valía como titular, sería otro Dépor con él. Y también puede ser extremadamente útil con un rol de suplente. Su activación es casi inmediata, su intensidad y capacidad física le hacen sobresalir en partidos rotos o ya desgastados. La duda es si con el paso de las semanas será capaz de asumirlo mentalmente.

Andone no va a cambiar. Encara la vida como si percutiera en el hombro de un defensa. Esa actitud es la que le ha hecho llegar a la élite, a pesar de haber sufrido reveses, la que le ha hecho subir categoría a categoría hasta Primera. Va de cara. Desde el segundo cero ya dijo que no había nacido para estar en el banquillo, que algo se le revuelve dentro. Y también apuntó que trabaja y trabaja, que es buen compañero, a pesar de ese desarreglo interior. Le va a costar llevarlo. O cambia la situación con fútbol y goles o le encuentran sitio o tarde o temprano hará la mochila. Los oídos estarán más abiertos por todas las partes para escuchar las ofertas. Ley de vida. Así es Andone, ese es el fuego interno que le mueve. Para bien y para mal.

Mel, la portería y el colchón

El Dépor necesita un test de estrés más serio y, sobre todo, fuera de casa para comprobar si la mejoría es real o va a ir a impulsos y sobresaltos toda la temporada. Pronto le pondrá el Eibar a prueba y el nivel de los rivales irá subiendo. Eso sí, hay que reconocerle al equipo que ha hecho un gran control de daños en una época de inestabilidad. Con matices entra dentro de la lógica caer fuera ante Betis y Espanyol y frente a Madrid y Real en casa. Lo que no se podía permitir era tropezar con Alavés y Getafe en Riazor, ganó los dos duelos. Está en el lugar mínimo exigible, desde donde es más fácil crecer. El Dépor sigue a examen, Mel también. La confianza se tiene o no se tiene, no es cuestión de un único resultado. Además de la ecuación de Andone en el vestuario, hay que resolver otra no menos importante en los despachos.

Desde el Dépor deslizan que el límite salarial ya anda justo, aunque cuesta creer que Tino Fernández, que está en las antípodas de ser un gestor primerizo, no haya reservado algo en el colchón o que no se haya guardado un as en la manga para aumentarlo. Una vez cuenten las habas y decidan sobre Mel, deberían atacar y atajar el problema de la portería de una vez por todas en el mercado de invierno. A la espera de Rubén, Pantilimon altera marcapasos cada vez que entra en acción. Hace falta otra venda en esa posición y van... Esta, aunque no sea definitiva, que tenga mejor aspecto y que detenga la hemorragia hasta el verano.