Tras un arranque de Liga preocupante, han mejorado los resultados del Deportivo en el último mes, aunque hay algunos detalles que siguen sin funcionar. Por ejemplo, el balón. El Deportivo es un equipo que sufre en exceso si no tiene el balón, incumpliendo la máxima del fútbol que dice que el que tiene el balón es el dueño del juego. Pierde con mucha facilidad su posesión y tiene dificultades para recuperarlo. Por eso es fundamental orientar bien los repliegues y marcar mejor para recuperar cuanto antes esa pelota, y, al mismo tiempo, automatizar los desdoblamientos cuando se realizan ataques y contraataques. Para eso están las pretemporadas.

El calendario ha sido benévolo con el Deportivo; salvo el Madrid, todos sus rivales son de su liga. Es el calendario que desean todos los entrenadores para conseguir el suficiente colchón de puntos que te den la tranquilidad necesaria para llegar la parada navideña con tranquilidad. Y no lo está aprovechando.

Con respecto a los cambios, conviene ecordar que frente a la Real Sociedad con cada sustitución cambiaban de posición varios jugadores originando una anarquía táctica tremenda. Frente al Espanyol, cuando el Deportivo tenía posesión y estaba a punto de empatar (Cartabia y Guilherme tuvieron dos ocasiones clarísimas) y con un rival totalmente entregado, los cambios ofensivos realizados debilitaron el centro del campo y le proporcionaron el oxígeno necesario al adversario para conseguir dos goles más, volviendo a aparecer la anarquía táctica.

Lo más importante y positivo de este último mes es haber conseguido los tres puntos trascendentales frente al Getafe y alcanzar una dosis de tranquilidad. Espero que para todos (jugadores, técnicos, directivos, afición), pero la realidad es que es muy triste sufrir desde el principio de temporada.

De los partidos disputados últimamente destaco que no se hizo ningún desdoblamiento ni vigilancia defensiva en el segundo gol del Betis; que se hizo un buen trabajo colectivo en el segundo tiempo contra el Alavés para asegurar la victoria; que también se pudo empatar en Barcelona si no fuera por los cambios; y que frente al Getafe el Deportivo hizo méritos suficientes para ganar con más holgura.

Y por todo ello saco las siguientes conclusiones: no se sale concentrado al máximo desde el inicio de partido; falta más contundencia defensiva; se sigue fallando demasiado en los pases; el equipo tiene problemas en las acciones a balón parado desde las bandas; con el sistema utilizado le va más el juego combinativo y de contraataque que el directo. Me ratifico en el sistema 5-3-2 con Lucas y Andone para fijar a la defensa rival y conseguir más eficacia en las dos áreas; Valverde no es jugador de banda; hay que sacarle más provecho al tiro a media distancia que tienen tanto él como Lucas y Guilherme desde la zona de rechace. Y, ya lo dije en el mes de julio, la pretemporada no ha sido bien planificada, puesto que se tenía que centrar más en el trabajo de automatizar los mínimos movimientos tácticos para utilizarlos durante la temporada, aunque faltara algún elemento por incorporar, en lugar de jugar tanta pachanga en quince días.

Caso Lucas, para acabar: sigo sin entender cómo un jugador profesional está tan bajo de forma después de más de dos meses y medio de entrenamiento. No me gustan los reproches que hace y como los hace a sus compañeros. Y no me gustó su actitud cuando fue cambiado en el partido frente al Alavés, por mucho que Mel lo quisiera justificar. Por encima de todos está el Deportivo.