Un punto en tres salidas es el pobre balance a domicilio del Deportivo, el peor visitante de Primera salvo por el pleno de derrotas del Málaga, incapaz de sumar en los cuatro desplazamientos que ha hecho en lo que va de Liga. El equipo coruñés empieza a entonarse en Riazor, donde ha encadenado dos victorias ante Alavés (1-0) y Getafe (2-1), pero lejos de A Coruña sigue teniendo los mismos problemas de los últimos años. Su estadística como visitante en la historia más reciente es nefasta: solo un triunfo en las últimas 22 visitas, la de la pasada campaña en El Molinón. "Ya toca ganar fuera", reconoció la semana pasada Fede Cartabia al referirse al próximo encuentro en Ipurua, donde el Dépor tratará de confirmar su reacción clasificatoria sumando otros tres puntos con los que seguir escalando posiciones y, de paso, empezar a soltar ese gran lastre acumulado por su incapacidad para sacar adelante sus compromisos lejos de Riazor.

En su primera salida de la temporada, al Ciutat de Valencia, el Deportivo estuvo a punto de ganar sin merecerlo. Fue muy inferior al Levante y sobrevivió gracias a una actuación sobresaliente del portero Rubén Martínez en su último partido antes de lesionarse. Un penalti inexistente sobre Ivi permitió a los granotas rescatar un punto de un encuentro en el que, por valentía y ocasiones, merecieron los tres. El 2-2 final sirvió para que el Dépor consiguiera el único punto que se ha embolsado fuera de casa en lo que va de Liga.

Después la imagen volvió a ser mala en el Benito Villamarín, donde Joaquín aprovechó las debilidades defensivas del equipo coruñés para firmar un doblete (2-1). La siguiente salida se saldó con una abultada derrota ante el Espanyol (4-1) que puso a Pepe Mel contra las cuerdas por la dinámica tan negativa del Dépor, no solo en cuanto a resultados sino también en lo relativo a las sensaciones. Eran muy malas, sobre todo por la falta de solidez, pero el merecido triunfo ante el Getafe, en el mejor partido de la temporada de los blanquiazules, ha recargado los niveles de confianza de los jugadores, que estaban bajo mínimos.

La última alegría, en Gijón

Los problemas del Deportivo como visitante vienen de lejos pese a que hace justo dos años, en la campaña 2015-16, comenzó con mucha fuerza a domicilio, con victorias en las primeras semanas de competición en los campos del Rayo Vallecano (1-3), Betis (1-2) y Las Palmas (0-2). Desde entonces, solo ha celebrado dos triunfos en sus siguientes 34 desplazamientos ligueros: uno en Vila-Real (0-2) para certificar la permanencia esa misma temporada; y el otro en Gijón el curso pasado gracias a un solitario gol del coruñés Pedro Mosquera (0-1) que resultó fundamental para que el Dépor acabara salvándose. Ese resultado clave en El Molinón supuso la única victoria blanquiazul lejos de Riazor en todo el campeonato de Liga 2016-17. Desde entonces, no ha vuelto a salir airoso de ninguno de sus siguientes desplazamientos.

En total, un triunfo en las últimas 22 salidas; dos en las últimas 34, contando el del estadio de La Cerámica frente al submarino amarillo. Mucho tiempo sin ganar fuera, desde ese encuentro en Gijón del pasado 5 de marzo. Pepe Mel ya era entonces el entrenador blanquiazul. Siete meses después, el técnico madrileño tratará de guiar al Deportivo hacia un nuevo triunfo a domicilio para confirmar que la mejoría mostrada ante el Getafe es duradera y no solo un espejismo.