Necesitaba ganar el Deportivo para empezar a asomarse a la zona templada de la clasificación, lo necesitaba también Cristóbal Parralo tras su aterrizaje en el banquillo y lo necesitaba también el equipo al completo para corregir la preocupante racha a domicilio que acumulaban desde hace ya casi dos años. En ese tiempo, los blanquiazules tan solo habían logrado dos triunfos lejos de Riazor. El último fue la temporada pasada en El Molinón, en unas circunstancias parecidas a las de ayer en Gran Canaria, aunque con mayores urgencias. Fue a comienzos de marzo, en el segundo partido de Pepe Mel al frente del equipo, y sirvió para corregir la inercia negativa del equipo y para aprovechar el impulso anímico de la llegada del nuevo entrenador.

La de ayer en Las Palmas, la tercera a domicilio en dos años, aporta algo parecido: aporta tranquilidad a la preocupante situación del equipo en la tabla y refuerza a Cristóbal tras su nombramiento la semana pasada.

El Deportivo mira ahora a la zona de descenso con mayor distancia. Está a cinco puntos y permite afrontar los siguientes compromisos con la tranquilidad que aporta un resultado positivo. El horizonte se modifica para Cristóbal, que podrá afianzar su propuesta sin las urgencias que hubiera llevado aparejadas una derrota.

El equipo, sin embargo, no ha resuelto del todo las dudas que le han llevado a coquetear durante el comienzo de campeonato con la zona baja de la clasificación. El comienzo fue descorazonador y se volvió a encajar un gol tempranero. La falta de contundencia defensiva y, sobre todo, la de Pantilimon bajo palos pusieron el encuentro cuesta arriba apara los deportivistas. Era el primer remate para Las Palmas, que se adelantaba después de una maniobra de Remy en la que al francés le salieron al paso hasta cuatro jugadores sin que consiguieran frenarlo. Tampoco el guardameta rumano acertó a desviar un disparo que se le coló entre las piernas. Supo reaccionar el equipo, y lo hizo a través de unos argumentos futbolísticos todavía débiles pero que sirven para sentar las bases de la recuperación que se espera para el futuro.