"Ismael Díaz es de los jugadores por los que merece la pena apostar, sin duda. Es joven y hay que tener paciencia, pero tiene hambre y es muy bueno técnicamente". El fútbol panameño vive uno de los momentos álgidos de su historia sin Julio César Dely Valdés, una de sus leyendas junto al desaparecido Rommel Fernández, y con la posibilidad de que un fabrilista se suba a esa nube en la que está instalado el país centroamericano desde que hace unas semanas se clasificó para el Mundial de Rusia 2018.

"Ismael es el jugador ofensivo con más proyección de Panamá. Hay etapas. Hubo la de Dely, las de Rommel o Blas Pérez y ojalá que se acabe hablando de la suya". Lo dice un pionero, un futbolista que se pasó una década en el fútbol del Viejo Continente entre Cagliari, PSG, Oviedo o Málaga cuando era una quimera en su país, donde solo hay un campo de hierba natural en todo el territorio. Una flor en un erial. Ismael aspira a ser otra.

Su opinión tiene peso como totem del fútbol panameño y también porque fue parte en los años de formación del extremo izquierdo deportivista. "Con 15 años lo llevamos a la selección sub 17 y luego al Mundial de la categoría. Lo conozco perfectamente, lo he tratado y es muy maduro y con carácter, a pesar de que aún tiene 20. Su futuro es muy alentador".

El ex del Porto, que llegó este verano al Fabril cedido con opción de compra y tras rechazar propuestas del fútbol USA, ha sido llamado de nuevo por el seleccionador de su país. Debutó con 17 años y 3 meses en la absoluta y se descabalgó en verano en los partidos decisivos de clasificación para Rusia 2018, mientras resolvía su futuro. Hernán Darío Bolillo Gómez vuelve a tirar de él, aunque aún no le ha dado la titularidad en los amistosos frente a Irán y Galés. Paso a paso. Lo dosifica. Sus destellos a cuentagotas llenan los ojos de los seguidores de su país y de los deportivistas, que aún no lo han visto como titular en el Fabril de manera regular. En el duelo del martes, además de su facilidad para el regate, disfrutó de menos de media hora y lució otra de sus armas, la visión de juego. Filtró un pase a Cooper en el descuento que supuso el empate ante el combinado del Reino Unido. Dely Valdés reconoce en esa acción muchas de sus cualidades. "Claro que vi ese tanto. Ismael tiene esos detalles de gran jugador, son muy de él. Hace cosas que nadie espera".

"Es joven, pero ¿por qué no va a ir al Mundial? Va a pelearlo. Tiene calidad y le sobran condiciones". El ex ariete, seleccionador panameño entre 2010 y 2013 y supervisor entonces de las divisiones inferiores junto a su hermano Jorge, no le resta ni la más mínima opción de estar en la cita de este verano. Tampoco lo contempla como una opción segura, aunque lo ve desafiando a otros compañeros de tú a tú. Está de acuerdo en cómo el actual seleccionador está dosificando su incorporación al combinado y considera que a veces hay prisas y demasiadas esperanzas puestas en él. "Le va dando minutos, poco a poco. Comparto lo que hace. Cuando lo crea conveniente, va a apostar por él de otra manera. Estoy seguro. A los panameños les gusta su fútbol, cómo juega y parece que ya está para el máximo nivel; todos queremos verlo ahí. Tiene 20 años. Debemos tener paciencia porque puede ser perjudicial".

Ismael Díaz tiene la reválida de asentarse con Panamá y le ocurre lo mismo con el Fabril, al que llegó tarde y con el que no termina de encontrar un hueco ante la competencia en el puesto con Pinchi o Borja Galán. Dely Valdés conoce a su compatriota y también el fútbol formativo en España. Vive en la Costa del Sol, a la espera de una oportunidad en el balompié profesional y hasta hace unos meses dirigía a los juveniles del Málaga, a los que llevó a la Copa de Campeones disputada en Ourense. El paso intermedio de la Segunda B puede ser beneficioso. "No es fácil, pero poco a poco si le van dando oportunidades, para mí es muy válido".

Por ahora, tiene que hacer méritos en el filial y en verano el Dépor tendrá que decidir sobre la opción de compra con el camino vedado al primer equipo, que tiene copadas todas las plazas de extracomunitario. En el horizonte aparece para él el Mundial, una cita en la que no estará Dely Valdés, el mejor futbolista panameño del siglo XX: "Me emocioné muchísimo, no pude gritar el gol del pase porque era madrugada aquí en España. No voy a ir yo a Rusia, quizás fue lo que me faltó, pero sonará nuestro himno en el Mundial. Estoy muy contento. Desde que nos clasificamos tengo una alegría inmensa". En unos meses quizás Ismael Díaz tome su relevo y haga historia donde él no pudo hacerla. Antes lo esperan el Fabril y el Deportivo.