El Leganés lleva poco más de un año en la máxima categoría, es la primera vez que coquetea con puestos europeos y visita el estadio de uno de los nueve campeones de Liga de la historia, pero no le entra ni mucho menos el vértigo. Su técnico, Asier Garitano, es ambicioso. El vasco, sin renunciar al ADN de equipo modesto de los madrileños, se marca como objetivo puntuar o ganar en Riazor para ponerse por delante del Villarreal, que juega mañana y se mide al invencible Barça. "Ahora vamos séptimos y a ver si somos capaces de convertirnos en sextos. Para eso hay que sacar el partido adelante o sumar y nos está costando. Venimos de no puntuar en las tres últimas visitas y necesitamos mejorar y jugar un buen partido. Tenemos que creer porque la recompensa sería grande. 21 o 23 puntos, eso es muchísimo para nosotros", reconoce.

El conjunto de Butarque puede jugar con los nervios del Dépor en un partido fundamental para el futuro de los blanquiazules esta temporada, aunque esa idea la relativiza Garitano. Cree que es posible que ganen la batalla psicológica, pero siempre desde el fútbol. "Esa ansiedad que puedan tener ellos depende también de nuestro nivel. Si estamos bien, puede aparecer y si no es así, ellos tienen jugadores de un talento increíblemente bueno. La gente de arriba, la media... Depende de lo que hagamos nosotros y en eso nos estamos centrando. No podemos conformarnos ni relajarnos con estos 20 puntos, necesitamos ir al 200% para tener opciones", asegura.

Batalla atrás

Las bajas de Siovas y Mantovani le obligan a seguir apostando por Bustinza, Diego Rico y Raúl García. Admite que pueden sufrir ante "Lucas y Andone", pero confía en el rendimiento de sus hombres.