Cristóbal Parralo todavía no ha cumplido dos meses al frente de la plantilla deportivista, pero ya ha dejado entrever que es un entrenador de costumbres. Se resistió a modificar su propuesta inicial hasta que ante el Leganés el sábado pasado buscó la reacción que necesitaba el equipo a través de una fórmula distinta. Prescindió de los tres centrocampistas que había utilizado en su esquema fetiche e introdujo un jugador con perfil de mediapunta para darle mayor fluidez al juego deportivista. La apuesta le funcionó ante un Leganés timorato que en Riazor renunció de inicio a cuestionarle la pelota al conjunto blanquiazul, pero que se presenta más arriesgada para el Camp Nou.

El equipo azulgrana, aunque con un estilo algo más matizado esta temporada hacia la efectividad y la pegada, mantiene el sello de cursos anteriores y una reputación que Cristóbal pretende enfrentar con la misma receta empleada ante los madrileños la semana pasada.

El técnico arrancó el trabajo de la semana sin alterar esa fórmula y ayer insistió en ella sin ni siquiera introducir ningún matiz. La apuesta es la misma: doble pivote, un mediapunta y galones para Adrián y Carles Gil en los costados. El sacrificado volvería a ser Fede Valverde, fuera del equipo titular por la entrada de un Emre Çolak con una responsabilidad capital en el nuevo esquema.

Ante el Leganés ya le tocó esforzarse en la posición de mediapunta para iniciar la presión y ayudar a los mediocentros (recuperó un total de seis balones), pero el domingo en el Camp Nou es probable que esa labor se multiplique. La presencia del turco, además de la de Carles Gil y Adrián, supone al mismo tiempo una declaración de intenciones por parte de Cristóbal.

El entrenador deportivista, si finalmente repite la alineación y el esquema empleados ante el Leganés, asume el riesgo de cuestionarle la superioridad al Barcelona, al contrario de lo que sucedió hace dos años en el empate (2-2) logrado en el Camp Nou y en la victoria de la temporada pasada en Riazor (2-1). En ambos casos, el Deportivo aceptó su inferioridad y buscó aprovechar los errores del rival. En 2015 Víctor Sánchez del Amo planteó un repliegue colectivo y dejó descolgados a tres jugadores para aprovechar las salidas al contragolpe. Aunque los azulgrana consiguieron una ventaja de dos goles, Lucas Pérez y Álex Bergantiños conseguirían igualar el marcador. El curso pasado, la apuesta de Pepe Mel fue presionar la salida de balón del Barcelona, especialmente a Busquets, y obligar a Messi a recibir en posiciones alejadas de peligro. La intensidad y la solidaridad mostradas aquella tarde por el equipo le permitieron lograr una victoria de prestigio basada también en la disciplina defensiva.

Ese esfuerzo también lo necesitará el conjunto de Cristóbal el domingo y por eso ayer trabajó las transiciones atrás durante gran parte del entrenamiento en la ciudad deportiva de Abegondo. El técnico blanquiazul también insistió en el balón parado y las acciones de estrategia, especialmente en las que implican segundas acciones y la incorporación de futbolistas desde otras líneas para sorprender a los azulgranas en jugadas puntuales del encuentro.