"Antes los jugadores vivíamos los derbis con más intensidad que ahora porque la mayoría éramos de aquí, llegué a contar alineaciones del Dépor con hasta diez gallegos". Luis Martínez Montero Manín, (A Coruña, 1934) se crío en el entorno de la calle de la Torre y jugó más de 200 partidos en el primer equipo blanquiazul entre los 50 y 60. "Soy coruñés, es un enfrentamiento que vives desde pequeño", avanza para explicar una rivalidad que se mama desde la cuna. Aquel Dépor mantenía en todo lo alto la pugna con el Celta por la supremacía del fútbol gallego y vivía a caballo entre Primera y Segunda. Lo empezaba a pasar mal tras los dorados años 40 y los principios de los 50, mientras alumbraba a algunos de los mejores futbolistas de su historia como Amancio y Veloso.

Lo que no se perdía era la tensión en los duelos de rivalidad. A Manín le tocó vivir siete y se le resistió la victoria hasta los dos últimos, pero fueron históricas; las paladeó como pocas en toda su carrera. "Ascendimos en 1962 y les ganamos un gran partido en Riazor (2-0, el 14 de enero). Nos llamaban D'Artagnan y los tres mosqueteros a mí, Veloso, Amancio y Jaime Blanco. Precisamente, Veloso tenía con Lasheras (defensa del Celta) unas pugnas que eran como las de Djalminha y Mostovoi, eran tremendos", se ríe recordando antes de pararse en un duelo marcado a fuego para todos los deportivistas de los años 60. "Dos años después (1964) volvimos a subir a Primera en un Dépor-Celta en Riazor, en el que acabaron paseando a hombros a Roque Olsen (su técnico), imagina lo que es eso para alguien de A Coruña. Aquel día fallé un penalti y lo marcó Lamelo en el rechace", apunta mientras respira de nuevo aliviado. Fue uno de sus últimos partidos como blanquiazul tras una dilatada carrera.

Estuvo diez años en el Dépor, pero su sentimiento blanquiazul es anterior y se mantiene en el tiempo. Aún recuerda cómo fue el primer clásico que vivió en tierras olívicas cuando era un adolescente. "Yo jugaba en el Victoria, debía tener entre 15 y 17 años, y me llevaron a ver un Celta-Dépor. Antes de llegar a Vigo, en un pueblo a la entrada, salían señoras a barrer por donde pasaban nuestros autocares".

Pasó el Victoria y pasó el Juvenil con el que jugó en Segunda, también terminó su etapa en el Deportivo, no dejó nunca de ser su equipo. Lo sigue de cerca, no en Riazor. "Hasta hace poco era socio, pero no me sentía bien y para pasarlo mal dejé de ir", confiesa. Eso sí, no pierde detalle por televisión ni de los blanquiazules ni de su rival. "Sinceramente al Dépor lo estoy viendo mal, aunque tiene mejor gente que el año pasado. Comete unos errores atrás... Es endeble. Le llegan una vez y le marcan. El Celta es buen equipo, aunque también es cierto que la mayoría de las veces que jugué un derbi en el que íbamos de favoritos, siempre perdíamos. Espero que ahora que lo son ellos, que el sábado gane el Dépor".