Una jugada sin demasiada chicha, cuando el partido ya agonizaba, le sirvió al Deportivo ayer para rescatar un punto de oro ante el Villarreal. Lo mereció en la medida en que el triunfo hubiera sido demasiado botín para los castellonenses, a los que les pudo bastar con muy poco ante el conjunto blanquiazul para llevarse un partido espeso. El empate representa un regalo inesperado para el equipo de Cristóbal, que sin embargo una semana más fue incapaz de despejar las dudas que arrastra desde hace meses. Al Deportivo, no obstante, le conviene ir descontando puntos en la carrera por la permanencia y avanzar posiciones que lo alejen de las posiciones más comprometidas de la clasificación. Debe hacerlo como pueda, como si de una estrategia de supervivencia se tratara y aunque siga sin disponer de los argumentos que animen a pensar en una transformación inmediata del equipo al completo.

Lo más urgente para el Deportivo, sin embargo, pasa por reponerse en la tabla, y más después de una semana agitada en la que se quedó huérfano de director deportivo y se puso en entredicho la implicación de una plantilla a la que desde hace tiempo se le mira con recelo. El empate de ayer le sirve al equipo para abandonar los puestos de descenso en los que había caído tras la derrota en el derbi, y eso ya es mucho. Para lo que no sirve es para adivinar una evolución en un conjunto que volvió a mostrar los mismos síntomas de debilidad que lo han condenado a sobrevivir en la zona más comprometida de la clasificación.

Y eso que ayer en el inicio del partido se pudo atisbar otra predisposición por parte de los deportivistas. Cristóbal renunció a la presión adelantada que había ordenado en las jornadas previas y regresó al centro del campo con tres jugadores para organizar un conjunto más resguardado para tratar de minimizar los riesgos. El planteamiento no era el original, porque inicialmente estaba previsto que Andone y Lucas formaran juntos en la delantera. Unas molestias a última hora del coruñés en la espalda le impidieron viajar a Villarreal y el técnico regresó al esquema con el que desembarcó en el equipo a finales del mes de octubre.

Arrancó bien el Deportivo, seguro en su campo y con presencia en el contrario gracias a la profundidad que le aportaban Adrián y Carles Gil en los costados. Los dos consiguieron asociarse al filo del cuarto de hora en la banda izquierda para fabricar una oportunidad que Albentosa no consiguió materializar. El remate del central después de recibir el servicio al corazón del área del asturiano se marchó por poco y confirmó la decente puesta en escena de los blanquiazules.

Los duelos individuales se los llevaba un Deportivo bien posicionado en el campo y que ahogaba las posibilidades de un Villarreal demasiado previsible, pero a la media hora llegó el habitual patinazo del equipo de Cristóbal. Una jugada bien trenzada de los castellonenses con la colaboración de Guilherme, que se perdió en la presión y descuidó la incorporación de Fornals, alumbró el tanto de Ünal y dejó completamente deslabazados a los deportivistas.

El conjunto blanquiazul navegó a la deriva desde entonces, sin que ninguno de los tres mediocentros ayer en el Estadio de la Cerámica (Borges, Guilherme y Mosquera) fuera capaces de imponer un rumbo. No consiguieron reponerse del tanto hasta bien entrada la segunda mitad, cuando Cristóbal decidió buscar soluciones en el banquillo.

El entrenador deportivista interpretó que la pasividad que mostraba el Villarreal por entonces podía aprovecharla Çolak para asociarse en la franja ofensiva y acertó. Al equipo le cambió la cara y empezó a aproximarse a la portería de Asenjo. Adrián rozó el empate a pase del turco y más tarde con una cabalgada que volvió a dejarlo solo frente al guardameta rival. No acertó en ninguna de las dos ocasiones y ahí pareció que al Deportivo se le escaparían sus opciones, pero entonces emergió Sidnei desde la defensa con una de esas incorporaciones que tanto gustan al brasileño.

Los rivales que le salieron al paso lo hicieron sin apenas intención y el central acabó mandando un centro al área con la esperanza de que lo recogiera algún compañero. Andone, recuperado para la titularidad después de casi tres meses, acabaría cabeceando con suspense el balón a la red para rescatar un punto que alivia la situación de los deportivistas.