Seis días duró el efecto Seedorf, los que tuvo el holandés para preparar su estreno en el banquillo de Riazor frente al Betis. Anoche, cuando llegó la hora de la verdad, el Dépor volvió a protagonizar la misma película de toda la temporada. Con novedades en el guión, pero mostrando las debilidades de siempre y muy pocas soluciones futbolísticas para hacer daño a un equipo que tampoco destaca por su fiabilidad en las tareas de contención. El Dépor se juntó más que nunca y renunció a la pelota para recurrir una y otra vez a los balonazos, sin capacidad para enlazar más de tres pases seguidos. Seedorf tampoco encontró soluciones con el marcador en contra y si su equipo estuvo a punto de empatar no fue con fútbol sino por empuje. Al final, nueva derrota para el conjunto coruñés, despedido con una sonora pitada al término del encuentro.

Seedorf eligió para su estreno un once de marcado carácter ofensivo pero esa teórica apuesta por el ataque no se plasmó sobre el césped. Al contrario. El Dépor se atrincheró con todos sus futbolistas cerca del área, dejando que el Betis llevara la iniciativa de forma clara. Los blanquiazules apretaron arriba muy pocas veces. Casi siempre optaron por replegarse para dejar que el rival manejara el balón a su antojo.

A la hora de atacar el Dépor prácticamente renunció a que el balón pasara por sus centrocampistas. Valverde apenas entró en juego durante los 17 minutos que estuvo sobre el césped y su pareja en el doble pivote, Krohn-Dehli, también tuvo muy poca presencia, al igual que Borges, sustituto del uruguayo tras su lesión. El equipo coruñés no quiso salir con el esférico jugado desde atrás sino que recurrió una y otra vez a los balones en largo para que los peleara Andone. Pese a los esfuerzos del rumano por sacar provecho de ese tipo de jugadas, la ventaja fue casi siempre para los defensas andaluces.

A falta de fútbol combinativo, el Dépor subió los niveles de intensidad para combatir la creatividad del Betis, mucho mejor con el balón. Fue en ese apartado emotivo, el de las ganas, donde más se notó la mano de Seedorf porque el equipo coruñés se empleó con muchísima contundencia, cometiendo numerosas faltas (19), algunas de ellas bastante duras, para frenar los avances del rival. Aun así el Betis jugó bastante cómodo, amasando el balón con paciencia para construir posesiones largas con las que acercarse a la portería de Rubén. Más problemas tuvo el Dépor a la hora de atacar. Solo tuvo un 38% de posesión. Su mejor arma ofensiva fue el balón parado, sobre todo desde el banderín de córner.