La plantilla deportivista se encontró ayer en su regreso a los entrenamientos tras el tropiezo contra el Alavés con los reproches de un pequeño grupo de aficionados que acudieron a la ciudad deportiva de Abegondo coincidiendo con la salida de los jugadores al césped. Las quejas ya las habían escuchado el sábado en Mendizorroza de boca de los cerca de 500 seguidores blanquiazules desplazados hasta Vitoria. La regañina del sábado no pasó desapercibida para Seedorf, que ayer salió de los vestuarios minutos después que sus futbolistas y se encontró con las reclamaciones de los aficionados.

Al holandés le afearon la actitud del equipo y el despliegue físico ante el Alavés, así que se detuvo camino del campo de entrenamiento para tratar de dar su punto de vista. "Hay que correr bien", respondió cuando se le recriminó que los jugadores no recorrieran más kilómetros durante el partido. "En eso estamos trabajando", añadió mientras la plantilla iniciaba una carrera de intervalos sobre el césped. Así tuvo a los futbolistas durante alrededor de dos horas en una exigente sesión matutina que se alargaría por la tarde tras decidir recuperar las dobles sesiones que programó en su primera semana al frente del equipo.

El holandés mantendrá ese ritmo antes de la visita del Espanyol el viernes a Riazor en otro partido trascendental para las opciones deportivistas de salvación. Para hoy ha preparado una sesión a puerta cerrada con trabajo táctico para la que ha citado únicamente a siete futbolistas (Sidnei, Muntari, Albentosa, Gerard Valentín, Çolak, Juanfran y Bóveda) y un entrenamiento conjunto por la tarde. Eso será por la mañana. Por la tarde la plantilla al completo trabajará a sus órdenes en la ciudad deportiva de Abegondo para pulir los errores que mantiene a pesar de la llegada del holandés al banquillo.

Los esfuerzos de Seedorf desde su aterrizaje, sin embargo, han ido orientados principalmente hacia el aspecto anímico. Lo subrayó el sábado tras la derrota en Mendizorroza, obviando las carencias futbolísticas que mostró el equipo, y así se lo trasladó también a los aficionados con los que se detuvo por unos minutos. "Hay que creer", recomendó el entrenador deportivista ante los reproches de los seguidores molestos ante la enésima decepción del conjunto blanquiazul esta temporada. "Faltan catorce partidos, no tres", recordó.

El holandés se agarra al margen que todavía tiene por delante el equipo para enderezar una temporada torcida, pero pasa por alto las carencias en el juego y la simplificación que ha llevado a cabo desde que asumió el cargo. Mientras tanto trata de reclutar a los aficionados para evitar que se produzca un divorcio completo. "Necesitamos de vosotros", les dijo a los que ayer le pidieron explicaciones.