"No existe ni el insulto ni el reproche". Lotina vive su segundo año en el Tokio Verdy y sigue asombrado por "lo respetuoso y educado" que es el pueblo japonés. "Aplauden a los rivales. Hay pasión. Estamos en segunda y vienen entre 8.000 y 10.000". Sus jugadores son disciplinarios y obedientes, es algo cultural. Una cualidad y también una barrera. "Tácticamente hacen siempre los que les mandas. Todos los entrenamientos son para que tomen decisiones, para que sean atrevidos. Vamos logrando cosas", apunta. "Tokio es una ciudad tremenda. Animada, pero tranquila. Nadie mira a nadie. Yo vivo en una casa con tres habitaciones y ya es muy grande", admite entre risas.