"Al principio en Soria le llamaban el segundo Lotina, pero desde entonces evolucionó bastante. El Girona es un equipo que sigo y que me gusta mucho ver". Pablo Machín, técnico de moda en LaLiga y máximo responsable técnico del próximo rival del Dépor, siempre señala que su referente en los banquillos es un exblanquiazul y viejo conocido de Riazor. Desde Tokio, el entrenador de Meñaka agradece el detalle, se siente incluso "halagado" y no obvia que les emparenta ese sistema con tres centrales, aunque sabe que a día de hoy el discípulo está, como mínimo, al mismo nivel que el maestro. "Hay similitudes con el 3-4-3 o el 3-4-1-2 que utilizaba yo, pero es cierto que él ha progresado mucho en cuestiones como la presión y la salida de balón. El Girona está muy trabajado. En mi época aquel sistema se veía un poco antiguo, pero como últimamente lo han utilizado gente como Guardiola o Conte en el Chelsea... Antes era más un 5-3-2 y ahora es un poco diferente (la apuesta de Machín). El fútbol ha cambiado y evolucionado. Eso sí, tiene sus raíces en aquel dibujo táctico".

El nexo de unión entre ambos es el Numancia de principios de los noventa. Machín era el máximo exponente de la cantera soriana y en el banquillo estaba el que luego sería técnico deportivista. Entonces le dio la alternativa, aunque no jugó mucho. El sistema que ahora funciona como un reloj en el Girona era imprescindible en aquel proyecto que intentaba subir a Segunda División. Estuvieron juntos "un par de años" y, aunque apenas superaba la mayoría de edad, ya se intuían algunas de las razones que le harían estar tan apegado a su libreto. "Era muy joven, aún no se le apreciaban intenciones de ser entrenador. Luego fue ayudante de Kresic, Goikoetxea y Unzué. En aquel Numancia, Pablo (Machín) era un central con una muy buena salida de balón. Si lo colocásemos en el Girona de hoy, sería el central del medio", contextualiza el ahora responsable del Tokio Verdy.

La situación de emergencia que vive el Dépor ahora mismo y el dibujo táctico de los tres centrales empujan a recordar a aquel proyecto blanquiazul comandado por Lotina (2007-08) que acabó saliendo de la quema y rozando la zona UEFA en una segunda vuelta para el recuerdo. Todo llegó tras una victoria liberadora ante el Valladolid en Riazor. "Aquello fue un acierto de lleno (el cambio de sistema). Era un 3-4-3, pero por el medio jugaban Lafita y Wilhemsson. No eran ni mediapuntas ni extremos, fue la mejor temporada de Lafita en Primera. Ni en el Zaragoza ni en el Getafe volvió a estar a ese nivel. Nuestras bandas eran todas para los laterales. Y, sobre todo, teníamos un vestuario que trabajaba muy bien y que tenía mucho carácter con gente clave como Coloccini".

Aquella metamorfosis no le vendría mal al actual Dépor. Entonces se produjo un cambio deportivo, al que ayudó también un empujón anímico que se originó en la previa del duelo: "Con todo el mundo de A Coruña que hablo siempre me dice que el Deportivo tiene muy buena plantilla. Lo importante ahora es estar unidos y dejar los reproches para el final. Por ejemplo, a nosotros nos había ayudado mucho aquella vez que la afición fue a animarnos al hotel (Deportivo-Valladolid, 2007-08). Fue una muy buena idea: hacer algo fuera de lo común. Somos personas y también necesitamos ese tipo de detalles".