Tanto en público como en privado los jugadores del Deportivo bendicen los métodos y el trabajo de Clarence Seedorf desde su llegada al banquillo. Gran parte de la plantilla elogia la concienzuda preparación de los partidos y resalta la evolución experimentada por el equipo durante el último mes. El discurso no difiere demasiado del que emplea el técnico holandés, enrocado en glosar las supuestas bondades de un conjunto que con él al mando tan solo ha conseguido dos puntos de 18 posibles y únicamente ha marcado un gol, y suele acompañarlo de una sonrisa que contrasta con la situación dramática en la que se encuentran instalados los deportivistas. La derrota del viernes en Girona agrava los males blanquiazules y alarga la sequía de victorias más allá de los tres meses mientras se trata de perseverar en una rutina de planteamientos que los resultados se empeñan en contradecir. Volvió a ocurrir en Montilivi, donde Seedorf volvió a insistir en una propuesta de mínimos que limita las opciones de sus jugadores mientras se empeoran los registros más discretos del club en la categoría.

ENúmeros rojos. Con el tropiezo en Girona el Deportivo consumó la mala dinámica en la que se instaló desde el comienzo del campeonato. Con 19 puntos (cuatro victorias, siete empates y 17 derrotas) tras 28 jornadas disputadas, la cifra es la más pobre en Primera División a estas alturas. Los números están por debajo de los de la temporada 2012-13, cuando sumaba uno más con Fernando Vázquez después de un curso en el que ya habían desfilado por el banquillo José Luis Oltra y Domingos Paciencia. El equipo acabó bajando a Segunda División a pesar de una reacción final que le permitió llegar a la última jornada fuera de descenso y dependiendo de sí mismo. Algo similar parece ahora lejano por las sensaciones que transmiten los de Seedorf pese a los esfuerzos del holandés por inundar de optimismo el vestuario.

EUn equipo sin recursos. Los síntomas del Deportivo en Montilivi fueron los mismos que evidenció en sus compromisos más recientes a través de un planteamiento rudimentario que no se altera con las alineaciones ni con los esquemas. El técnico blanquiazul volvió a colocar el rombo en el centro del campo, pero no abandonó la estrategia de balones en largo con la que castiga a Andone, Lucas y Adrián en cada partido. Entre los tres apenas sumaron una oportunidad en todo el partido, una que podría haber cambiado el desarrollo del encuentro en los primeros minutos y que no aprovecharon. Dos jugadas a balón parado terminaron decidiendo el partido a favor del Girona y frustrando a los deportivistas, una vez más sin respuesta. "Creemos en los planteamientos del míster", aseguró ayer Adrián antes del entrenamiento para respaldar a un técnico cada vez más tocado. El asturiano incluso apoya el discurso del holandés: "Yo también veo cosas positivas en el equipo. En la situación en que estamos es importante sacar cosas positivas. Evidentemente, siempre hay cosas que corregir y mejorar".

EMargen cada vez menor. Se le agota el tiempo al Dépor, más lejos de la salvación por el triunfo del Levante, pero aún rechaza los dramas. "Definitivo no creo que sea porque quedan bastantes partidos, pero es vital", señaló Adrián sobre la vista de Las Palmas el sábado.