Deportivo y Las Palmas tienen muchas papeletas, casi todas, para volver a enfrentarse la próxima temporada, pero en Segunda División. De hecho, ya lo hicieron ayer en Riazor, donde completaron un encuentro flojo, impropio de la máxima categoría. Muchas imprecisiones por parte de los dos, especialmente en el Dépor, de nuevo atenazado por la ansiedad de verse con la soga al cuello, cada vez más apretada. Era el último tren, el último de verdad, y tampoco fue capaz de subirse a tiempo. De poco o nada le sirve este empate, lo mismo que al Las Palmas, seis puntos por debajo del Levante a falta de nueve jornadas para el final. A siete puntos se queda el Deportivo, que en realidad son ocho por el golaveraje. Todo un mundo. Salvo milagro, ambos están condenados al descenso, por otra parte ganado a pulso.

Tres minutos tardó el equipo coruñés en cometer su primer error de bulto. Mal Muntari en su comprometido pase y peor Navarro al peder el balón ante Halilovic, que se encontró una autopista libre para conducir la pelota y acabar batiendo a Rubén con un gran disparo. Fue el primer lanzamiento del croata, que se hartó de chutar desde la frontal del área ante la pasividad de la defensa coruñesa. Solo encontró puerta en el gol, pero dispuso de unos cuantos intentos más en los que le faltó puntería. En el minuto 6 estuvo a punto de sorprender nuevamente a un Dépor superado que apenas era capaz de enlazar dos pases seguidos.

Tampoco le interesó demasiado combinar, porque su plan era el de casi siempre con Clarence Seedorf, buscar una y otra vez balonazos en largo para que Andone y compañía se pelearan ellos solos contra el mundo. Toda la ventaja para los defensas rivales, que no tuvieron problemas para neutralizar esos recurrentes envíos en largo. Un argumento ofensivo pobre, insuficiente para hacer daño en Primera. Nadie fue capaz de iluminar al equipo blanquiazul de tres cuartos de campo en adelante. Ni siquiera Çolak, pese a sus intentos por aparecer desde diferentes perfiles. Al Dépor le duraba muy poco la posesión ante un adversario hasta entonces bastante cómodo sin la pelota.

93

El Dépor empata ante Las Palmas en Riazor

Seedorf apostó de nuevo por ese rombo en el centro del campo que tan mal le sienta al equipo. Da la sensación de que todos están incómodos, fuera de sitio, empezando por Muntari. A falta de fútbol, el Deportivo recurrió al balón parado para llevar algo de peligro. Así llegó el 1-1, de un córner lanzado por Lucas y cabeceado por Albentosa. El valenciano silenció los silbidos que había tenido que escuchar hasta entonces. Nervios en el campo y también en la grada, de nuevo esperanzada tras el 1-1. El gol fue un bálsamo y encendió a los blanquiazules. Hasta el descanso cargaron una y otra vez, sobre todo por la banda derecha de Juanfran. El madrileño, profundo, encontró en Guilherme a un inesperado socio para ganar la línea de fondo. Triangularon pocas veces, las suficientes para generar algunas acciones peligrosas. Entre ambos cocinaron un buen servicio a Andone que casi acaba en gol. También claro fue el remate de Adrián a la salida de un córner. Cabeceó solo, desde el borde del área pequeña, pero el balón se perdió por encima de la portería visitante.

El Deportivo, desatado, vivía permanentemente en campo contrario ante un rival flojo. Chichizola fue el mejor de los visitantes. Con muchos apuros despejó para evitar el gol olímpico de Lucas a la media hora de juego. Hasta Muntari se animó a probar suerte en el disparo. El Dépor vivía sus mejores minutos, pero le faltaba lo de casi siempre, precisión en el último pase y, sobre todo, en la definición.

Tanto se volcó, que permitió algunas llegadas peligrosas al Las Palmas. Calleri acabó marcando en el 33, pero la acción fue invalidada por fuera de juego. Gran susto para el Deportivo, que aún dispuso de otra ocasión clara antes del descanso. Andone ganó la espalda a la defensa amarilla e intentó sorprender por alto a Chichizola quien, bien colocado, atajó el balón.

Al Dépor le quedaban por delante 45 minutos para tratar de completar la remontada. Fue un querer y no poder, porque atacó con mucho más corazón que fútbol. Lucas, de falta directa, disparó al larguero al inicio del segundo acto. La réplica, tras un inoportuno resbalón de Albentosa, la protagonizó Halilovic, el único de los amarillos que dio verdadera sensación de peligro.

El Dépor no mejoró con lo cambios de Seedorf. Prescindió de Çolak y esperó hasta el 74 para sentar a Muntari, con amarilla y sin oxígeno desde hacía muchísimos minutos. Borges, uno de los que entraron de refresco, buscó a Lucas desde la derecha para el testarazo del coruñés, silbado poco después en el momento de ser sustituido. Andone, también de cabeza, tuvo la antepenúltima. Paradón de Chichizola, casi en el 90, aunque aún hubo tiempo para un par de disparos más, de Bakkali y Carles Gil. Mal dirigidos, como este Dépor que camina irremediablemente hacia Segunda.