Nueve jornadas le esperan al Deportivo tras el parón del próximo fin de semana, dos meses de Liga que pueden resultar larguísimos si mantiene el pobre nivel competitivo que ha mostrado durante toda la temporada. Más que nunca, está obligado a no bajar los brazos. Primero, para apurar las escasísimas opciones de salvación que todavía le quedan; y segundo, y no menos importante, para honrar por fin el escudo, manchado con demasiada frecuencia por sus decepcionantes actuaciones, sobre todo en sus encuentros a domicilio.

La manera de irse a Segunda, si finalmente el descenso se consuma, también importa. Y mucho. No es lo mismo dejarse ir y dar la sensación de que todo da igual, que pelear con orgullo hasta el final. En juego sigue estando la permanencia, pero también la dignidad, y por ella está obligado a pelear el Dépor en estos dos meses que quedan. Se trata de dar la cara y no esconderse. Es lo mínimo que exige una afición desde hace tiempo desencantada por dar tanto sin recibir nada a cambio, solo decepciones.

El Deportivo fue testigo la pasada temporada de un buen ejemplo, el de Osasuna, de cómo despedirse de Primera con la cabeza alta. Visitó El Sadar a cuatro jornadas del final y allí comprobó el orgullo de la afición navarra por ver a su equipo, entonces ya descendido matemáticamente, luchar cada balón como si fuera el último. El Dépor no pasó del empate (2-2) en el estadio pamplonés, un resultado que complicó todavía más una salvación que el equipo entonces dirigido por Pepe Mel no certificó hasta la penúltima jornada.

Ni un reproche de la hinchada rojilla, al contrario de lo que últimamente está sucediendo en Riazor. El nivel del equipo blanquiazul está muy por debajo del de su afición y cada vez son más los seguidores a los que se les agota la paciencia. El pasado sábado, tras el empate ante Las Palmas (1-1) Las Palmas, el público despidió al equipo con una sonora pitada tras esta nueva decepción, otra más.

Cuatro triunfos en 29 partidos

Solo cuatro victorias, tres de ellas en Riazor, ha celebrado el Dépor en los 29 encuentros de Liga que ha disputado. Tras catorce jornadas sin vencer, su peor racha histórica, el equipo coruñés perdió ante Las Palmas el último tren por la salvación. Sus opciones de evitar una de las tres últimas plazas son ya muy remotas, con siete puntos de desventaja con el Levante, que en realidad son ocho por el golaveraje. Solo un milagro lo mantendría en la máxima categoría, y más teniendo en cuenta el complicado calendario al que los blanquiazules tendrán que hacer frente en los últimos dos meses de competición. Atlético, Athletic, Leganés, Celta y Valencia son los encuentros pendientes a domicilio, mientras que en Riazor el Dépor cerrará la temporada recibiendo a Málaga, Sevilla, Barcelona y Villarreal.

Como mínimo, tendría que lograr cuatro victorias -tantas como lleva en 29 jornadas- para aspirar a una salvación que el Levante encarriló tras sus dos triunfos consecutivos ante el Getafe (0-1) y el Eibar (2-1). Los granotas, revitalizados tras la llegada de Paco López al banquillo en sustitución de Juan Ramón López Muñiz, reanudarán la Liga tras el parón el sábado 31, a las 13.00 horas, en el campo del Girona. Por lo tanto, al día siguiente el Deportivo saltará por primera vez al césped del Wanda Metropolitano conociendo de antemano el resultado del Levante, igual que la pasada jornada. En caso de victoria granota en Montilivi, el Dépor iniciaría el encuentro ante el Atlético de Madrid a diez puntos de los puestos de salvación.