Las remotas opciones de salvación del Deportivo, casi nulas, pasan por completar un final de temporada sobresaliente en el que sea capaz de enlazar varias victorias seguidas. Una auténtica quimera teniendo en cuenta la calamitosa trayectoria del equipo blanquiazul, que solo ganó cuatro partidos de los 30 disputados. Del Wanda salió con la cabeza alta, pero derrotado y más lejos del objetivo, ahora a ocho puntos más el golaverage. Solo un milagro salvará al Dépor, encomendado a uno de esos prodigios que solo ocurren cada cierto tiempo, pero para los que también hay precedentes históricos, el más extraordinario el protagonizado por el Espanyol en 2009. Era colista a estas alturas, a siete puntos de la permanencia. Solo había ganado cinco encuentros, pero se levantó con fuerza y en las últimas ocho jornadas logró siete victorias. Casi pleno de triunfos, salvo por la derrota ante el Atlético en el Vicente Calderón (3-2). 21 puntos de los últimos 24 en un arreón final formidable, más propio de aspirante a campeón que de equipo casi desahuciado.

"Fuimos creciendo en confianza y teníamos mimbres para no estar en esa posición -recuerda Luis García, uno de los artífices de aquella machada perica-. Cuando los buenos jugadores sacan su calidad todo va mejor y al final conseguimos esa hazaña". "A veces, cuando parece que te vas al pozo el equipo comienza a jugar mejor, llega la fortuna que te estaba faltando y te lo empiezas a creer un poco", añade su excompañero Moisés Hurtado, otro de los titulares de ese milagroso Espanyol que resurgió a las órdenes de Mauricio Pochettino.

El argentino fue el tercer entrenador perico aquella campaña 2008-09. La empezó Tintín Márquez, le sustituyó José Manuel Esnal, Mané, y la acabó Pochettino. Tres técnicos diferentes, como el Dépor en este curso con Pepe Mel, Cristóbal Parralo y Clarence Seedorf. El holandés empeora el balance de sus antecesores. Desde su llegada el equipo coruñés no ha ganado ni un partido. Pochettino, en cambio, logró revitalizar al Espanyol para acabar la temporada a lo grande, ganando siete de los últimos ocho encuentros. "Había un buen equipo y el cambio de míster fue importante", relata Moisés. "Cuando estás en una situación tan complicada, cada partido es una final, pero una final de verdad", añade el que fuera central y pivote perico, en la actualidad iniciando su carrera como entrenador al frente del Premià de Dalt.

Su excompañero Luis García, en cambio, todavía sigue compitiendo. Cumple su cuarta temporada en el KAS Eupen de la primera división belga, con el que acaba de evitar el descenso in extremis, prácticamente sobre la bocina. "Me he salvado muchas veces en la última jornada, incluso este año. Teníamos que ganar por dos goles de diferencia e íbamos 0-0 a un cuarto de hora del final. Marcamos el primero y acabamos venciendo 4-0. En el fútbol todo puede cambiar en un momento. Hay que creer hasta el final", recomienda.

El canterano del Oviedo, que también pasó por las categorías inferiores del Madrid, sigue desde la distancia la Liga española. Suele ver muchas retransmisiones y el pasado sábado se quedó "sorprendido" por el "partido extraordinario" que el Deportivo hizo en el Wanda MetropolitanoDeportivo Wanda Metropolitano, donde "mereció bastante más". "Quiso tener la pelota y jugar al fútbol en un campo tan difícil. El resultado fue totalmente injusto. Mereció ganar. Hizo un juego muy atrevido para la situación en la que está. Me sorprendieron un montón sus ganas de jugar al fútbol y no meterse atrás. Tiene muchísimos jugadores capaces de marcar diferencias, como Lucas, Andone, Cartabia o Mosquera", explica Luis García, quien todavía no ve al Deportivo en Segunda: "Estoy convencido de que aún pueden tener éxito, siempre y cuando crean en sí mismos, como demostraron el otro día contra el Atlético".

Esa personalidad imprescindible en situaciones tan delicadas tiene mucho que ver, a juicio de Moisés Hurtado, con la veteranía. "El entrenador tiene que saber elegir a los futbolistas que mejor sepan jugar con esa presión. A veces, cuando te ves tan hundido sales al campo y solo tienes que ganar porque parece que ya lo tienes todo perdido. No es que eso te libere pero sí que los más competitivos son los que sacan mejor el tema. Los más veteranos suelen guardar mejor la calma", añade el técnico catalán. "Hasta que las matemáticas no estén claras, hay que seguir remando", concluye Moisés.

A ellas se agarra el Deportivo para no perder la fe, como hizo el Espanyol en aquel exitoso final de temporada con Pochettino al frente. "Había muchísima calidad pero el equipo no acababa de arrancar y es lo que le está pasando al Dépor. Aprovechamos el último parón de Liga para hacer una pequeña concentración y aquello fue muy positivo. A partir de ahí empezamos a ganar partidos", recuerda Luis García. Tras quince jornadas sin vencer, el duelo directo del viernes contra el Málaga se presenta como la última oportunidad del Deportivo para reengancharse a la pelea por la salvación con una victoria que le permita aspirar a un final de Liga digno, más allá de cuál sea el desenlace.