El malaguismo vivió un déjá vu el pasado domingo en Martiricos -barrio en el que está ubicado el estadio de La Rosaleda- y volvió a ver a un mirlo blanco sobre el césped. Y es que Diego Rolan volvió a ser el Diego Rolan que maravilló en sus primeros partidos como malaguista. Aquel que con un doblete volteó el partido contra el Athletic o al que la afición se agarró para no caer al pozo de la clasificación.

El delantero uruguayo se perdió por el camino entre lesiones y cierto egoísmo. Pero el pasado domingo emergió. Y no sólo por el jugadón que provocó el penalti que originó el gol de la victoria contra el Villarreal. El charrúa mostró compromiso y, sobre todo, calidad. Fue intenso, arriesgó y se entregó en busca del triunfo. Un Diego Rolan, su versión, que hacía casi una vuelta -media temporada- que no hacía acto de presencia y que parece tener ya olvidados sus problemas en el tendón de Aquiles.

Por el camino, una lesión. Varias revisiones, consultas a numerosos y diferentes especialistas y un regate al quirófano más por empeño del jugador que por decisión de los galenos. El uruguayo tenía en mente acudir al Mundial como fuera. Pero con el paso de los meses también se han difuminado sus opciones de ir a Rusia. Sólo un final de curso espectacular le podría abrir las puertas que a día de hoy parecen bien cerradas.

Pero el futuro también turba al uruguayo que hoy pertenece al Málaga en calidad de cedido por el Girondins de Burdeos, pero que todo hace indicar que el curso que viene es propiedad del Deportivo, siempre y cuando el acuerdo no se vea truncado por el descenso del equipo. Y es que Rolan puede ser el verdugo de su propio destino, ya que según apuntaban en tierras coruñesas desde el pasado verano, el atacante ya tiene firmado un acuerdo para recalar en el Deportivo la próxima campaña y el Málaga sólo hacía de puente hacia Riazor. Es decir, que Rolan puede tener en sus botas hundir un poco más al que será su próximo equipo. El morbo, sin duda, está servido.

Sin embargo, Rolan siempre ha pasado de puntillas sobre dicho caso, ha declarado públicamente que no le importaría seguir en el Málaga incluso en Segunda y que su profesionalidad no se discute. Este viernes estará de nuevo el foco sobre él. Llega a Riazor para disputar un partido trascendental tanto para el equipo al que pertenece como para el que tiene ligado su futuro como profesional. Cada vez que es consultado por su relación contractual con el cuadro deportivista, el uruguayo hace de delantero fuera del terreno de juego y se desmarca para hablar solo del presente, y su presente profesional es el Málaga. Ni el futbolista ni desde la plaza de Pontevedra se habla del acuerdo entre el Deportivo y el Girondins de Burdeos, club que lo cedió al Málaga, pero todo apunta a que existe un contrato de cinco años. El futuro del Deportivo y el del delantero puede depender de mañana.