Mientras todavía pueda, Riazor dejó ayer claro que prefiere creer a protestar. La mayor parte del estadio eligió aparcar las quejas hasta que llegue el desenlace de la temporada a pesar de que el compromiso frente al Málaga arrancó con un clima enrarecido.

Antes del partido, y con los jugadores ya en el estadio, se desarrolló la protesta convocada por los Riazor Blues. El histórico colectivo de aficionados prefirió no esperar al resultado del encuentro para expresar su descontento por los malos resultados de la temporada. Entienden los Blues que es la "peor de la historia" del club y por eso se concentraron ayer a las puertas de Riazor tres cuartos de hora antes del comienzo del partido para mostrar su descontento hacia el consejo de administración y exigir responsabilidades por el discreto rendimiento de este curso. Lograron reunir a aproximadamente 300 seguidores bajo el lema Recuperemos o noso orgullo y exigieron la dimisión de la directiva al mismo tiempo que recriminaron su actitud a los jugadores.

Los reproches de los Blues, sin embargo, no se trasladaron a las gradas con la pelota ya en juego. Las quejas hacia el equipo quedaron aparcadas desde el momento en el que arrancó el partido, aunque afloraron poco después de que Adrián marcara el tercero.

Ahí llegó la reacción del resto del estadio, que les afeó su actitud. Hubo un amago de rifirrafe en las gradas, amortiguado de inmediato por lo balsámico de un triunfo que alimenta las esperanzas a la espera de reclamar las oportunas responsabilidades por la temporada.