Resulta increíble cómo puede acabar sin goles un partido tan loco como el de anoche, con tantas ocasiones para los dos. El Sevilla dispuso de más y mejores, las suficientes como para adelantarse en el marcador, pero el Deportivo también tuvo las suyas y en los últimos cinco minutos pudo salir victorioso con tres claras de Lucas, más un disparo al poste de Borges. Palo de final para el equipo coruñés, que ve cómo se vuelven a reducir las esperanzas de salvación que se habían revitalizado tras los triunfos consecutivos ante Málaga y Athletic. No está muerto, pero si el Levante gana mañana al Málaga la distancia con la salvación será de nuevo prácticamente insalvable. El empate sabe a derrota porque no arregla nada clasificatoriamente y también por el amargo desenlace en esos cinco minutos finales sin suerte de cara a puerta.

El Dépor tenía la obligación de sacar el partido adelante para enlazar tres victorias seguidas con las que engancharse definitivamente a la lucha por la salvación. El Sevilla también llegaba a Riazor bastante necesitado de puntos en su pelea por Europa, aunque su batalla de verdad no era la de ayer sino la del sábado, la final de Copa frente al Barcelona. Vincenzo Montella reservó a varios titulares, pero presentó un once igualmente competitivo. No vinieron de paseo los andaluces, que atacaron más que el Dépor en una primera parte vibrante, con llegadas constantes a las dos áreas, sobre todo a la de Rubén.

Mucha tensión y brega desde el pitido inicial, como quedó demostrado antes de que se cumpliera el primer minuto de juego, cuando Krohn-Dehli saltó con todo a por un balón aéreo. Fue el peor parado de su cabezazo con Geis y aguantó en el campo poco más de media hora. Por él entró Çolak para subirse en marcha a un partido que el turco comenzó sorprendentemente en el banquillo. Venía de destacar en las jornadas anteriores pero Clarence Seedorf prefirió guardarse su creatividad y apostar por cuatro mediocentros a la vez, con Guilherme por delante de la defensa, Borges y Mosquera ligeramente escorados, y Krohn-Dehli por detrás de los dos delanteros: Adrián y Lucas.

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El Dépor no pasa del empate ante el Sevilla

No combinó demasiado el Dépor. Quiso acabar las jugadas pronto, lanzando balones a los espacios para que los pelearan los dos de arriba, sobre todo Lucas. El coruñés cabalgó cada vez que pudo pero también supo jugar de espaldas a portería. El plan del Sevilla era otro bien distinto, el de la paciencia para ensanchar el campo y buscar la amplitud de los dos laterales. Montella dejó a tres hombres en defensa y dio libertad a Navas y Layún para hacer daño desde los costados, sobre todo por el derecho. Luisinho se vio varias veces superado y por su banda llegaron las mejores ocasiones visitantes. Sandro y Carlos Fernández desperdiciaron las primeras ocasiones claras. El dominio era andaluz pese a las contras que trataba de lanzar el equipo coruñés. Adrián, de cabeza, finalizó la primera llegada blanquiazul. Otro testarazo, de Borges a la salida de un córner, sirvió para acabar de espolear a los locales, pero el campo siguió volcándose cada vez más hacia la meta de Rubén.

Solo con intensidad era imposible doblegar a un Sevilla muy bien plantado, con Banega repartiendo juego y llegando arriba con mucho peligro. En cambio, al Dépor le duraba poco el balón. Necesitaba asociarse más para encontrar los espacios, madurar las jugadas en vez de optar siempre por la vía más rápida, la del pelotazo arriba.

Schär reclamó un penalti, y Albentosa otro, pero Medié Jiménez no quiso saber nada. El Dépor sufría atrás y le costaba llegar arriba. Solo arreones aislados, protagonizados casi siempre por Lucas y Adrián. A la media hora probaron a Soria, primero el coruñés y poco después el asturiano, para sacudirse momentáneamente el dominio visitante, cada vez más claro. De milagro el Sevilla no se adelantó antes del descanso, porque en el tramo final de la primera parte dispuso de sus dos ocasiones más claras, un lanzamiento de Banega demasiado cruzado y un mano a mano de Carlos Fernández ante Rubén que el meta salvó con una gran parada.

Pudo cambiar el partido justo tras la reanudación pero Mosquera no supo aprovechar el gran servicio de Juanfran. El coruñés, sin oposición, chutó fatal, alto y sin fuerza. Ocasión clarísima que no fue más que un espejismo, porque el Sevilla respondió con tres remates aún más peligrosos, primero de Banega y luego un par de Sandro. Rubén, que ya estaba siendo el mejor del Dépor, aumentó su cuota de méritos con varias paradas decisivas.

Çolak no se pareció al de los anteriores partidos y el equipo coruñés siguió viviendo de los zarpazos de sus dos delanteros. El Sevilla tampoco se conformaba y el partido se convirtió en un ida y vuelta constante, un cara o cruz. Los cambios de Seedorf no arreglaron nada, al contrario, y el Deportivo siguió encomendándose a Lucas y Adrián. Tres claras tuvo el coruñés, pero se estrelló contra David Soria, igual que Borges contra el poste.