La victoria del ayer del Levante contra el Sevilla despertó al Deportivo de su sueño, un sueño casi imposible, a falta de cuatro jornadas para que finalice la Liga. Está el equipo coruñés a doce puntos del equipo granota y las matemáticas todavía permiten ilusionarse con una hipotética salvación, unos números que dicen que los deportivistas tienen que ganar todos los partidos y los valencianos perder todos, pero además, los blanquiazules necesitan imponerse por varios goles de diferencia para limar esa desventaja en el golaveraje general, que favorece a los levantinistas. Ahora queda engancharse al Espanyol, con once puntos más, que recibe este mediodía al Las Palmas en Cornellà. Incluso también estarían a tiro de piedra el Leganés y el Athletic, que están en el límite de los doce puntos de ventaja sobre los blanquiazules. Ahí entrará los partidos entre ellos. Con los madrileños y los vizcaínos, el Deportivo tiene ventaja.

El Levante era el único objetivo, ese sueño inalcanzable con, además, 17 goles que separan a ambos equipos, una cifra superable en teoría, pero imposible más allá del papel. Con el resultado de ayer, el deportivismo despierta de una eterna noche de la que se negaba a despertar en las últimas semanas, a pesar de que el sonido del despertador fue alarmante el pasado lunes cuando el equipo granota se impuso en San Mamés al Athletic. "El Deportivo ya es equipo de Segunda", se escuchó al finalizar el encuentro de ayer en el Ciutat de València. El Levante lo remató. Pero no, porque las matemáticas todavía dicen que tiene opciones, ya que Espanyol, Athletic y Leganés todavía están a tiro. Igual que los levantinistas. ¡Sí! Si el Deportivo gana los doce puntos que le faltan puede alcanzar a cualquiera de estos equipos, incluso sobrepasar a los periquitos, que tienen 39 puntos, 11 más que los blanquiazules.

"Hasta que no nos maten vamos a seguir creyendo que se puede", dijo ayer Celso Borges en Abegondo un poco antes de que empezase el Levante-Sevilla. Con la vista puesta en lo que sucediera en Valencia la conclusión fue que poco le duró la vida y la ilusión al centrocampista costarricense y a sus compañeros. Sin embargo un vistazo a la clasificación permite al más optimista disponer de una botella de oxígeno a la que aferrarse. Todo pasa por ganar los cuatro partidos que faltan. Premisa obligatoria. Y otra -también obligatoria- es que uno de estos equipos falle en todos sus partidos. Un punto le basta a cualquiera de ellos. Es decir que el sueño se pude romper en cualquier momento de este fin de semana. El Espanyol recibe al Las Palmas (en casa le queda todavía enfrentarse al Málaga); el Athletic visita a la Real Sociedad, pero en los dos partidos de San Mamés jugará ante Levante y Espanyol; y el Leganés acudirá esta tarde al Bernabeu. Después recibirá al Levante, visitará San Sebastián para acabar con el Betis.

Uno de estos equipos lo tiene que perder todo y el Deportivo sumarlo todo. Está el equipo obligado a creer, según Borges, porque "si no crees, ¿cómo llevas la semana?", preguntó ayer el internacional tico. Después de la jornada de hoy, cuando juegan los tres equipos alcanzables, todo puede quedar resuelto. De no ser así, al Deportivo le queda el partido de mañana contra el Barcelona en Riazor (donde también recibirá al Villarreal en la penúltima jornada), para visitar a continuación al Celta y cerrar la competición en Mestalla contra el Valencia. Cuatro encuentros en los que los hombres de Clarence Seedorf lo tienen que ganar absolutamente todo. Difícil pero no imposible cree una plantilla en la que "no hay nadie distendido ni nadie que quiera echar todo al aire", aseguró ayer Celso Borges.

Los futbolistas dicen que no se entregan y los números, al límite, certifican que todavía todo es posible, pero la realidad dice otra cosa desde hace varias semanas, algo que casi se certificó el pasado lunes con la victoria del Levante en San Mamés. O incluso antes, con los empates del Deportivo ante el Sevilla y el Leganés, dos partidos que dejaron a los blanquiazles sin cuatro puntos. O incluso la permanencia se difuminó con las visitas del propio Levante y del Las Palmas a Riazor, donde ambos lograron un empate. Con esas cuentas todavía habría Liga. Y si el Deportivo no fue capaz de ganar esos partidos, hay muy poca confianza, por no decir ninguna, en puntuar en los cuatro que faltan. Ya no ganar, simplemente puntuar. El límite está al límite.