En Mestalla se reencontró el Deportivo con la Primera División en agosto de 1991, una categoría que había abandonado al término de la temporada 1972-73, en un partido ante uno de los aspirantes al trono de los dos grandes, pero que en la temporada anterior se había quedado a las puertas de Europa. Fue un encuentro que comenzó en agosto y finalizó en septiembre, ya que el inicio estaba señalado para las 23.30 horas del sábado 31 de agosto. Era cuando el principio de la temporada se estaba amoldando al horario europeo, aunque sin tener en cuenta las altas temperaturas de algunas de las localidades españolas, que, como en el caso de Valencia, era excesivamente alta a esas alturas del año; de ahí el horario del encuentro del reestreno del cuadro coruñés con la máxima categoría.

Valencia y el Valencia le abrieron al Deportivo las puertas de la elite hace casi 27 años y el club de Mestalla será el encargado de cerrárselas en el partido que finiquita el curso actual, aunque en un partido sin trascendencia. Muy distinto también a aquel que sirvió para clausurar el curso 20110-11 en Riazor, donde los deportivistas necesitaban sumar solo un punto para mantener la categoría. Sin embargo, los ches vencieron por dos goles (0-2) en un partido en el que marcaron sin querer hacerlo, y en el que lo locales no hubiesen anotado a pesar de que lo hubiesen intentado durante tres o cuatro partidos, o los que fuesen.

Aquel 31 de agosto/ 1 de septiembre el equipo blanquiazul inició la temporada con un tanto esperanzador de Sabín Bilbao (0-1), que colocó a los hombres de Marco Antonio Boronat por delante en el marcador a los quince minutos de partido. El panameño Rommel Fernández empató antes del descanso y ya en la segunda parte Robert, actual director deportivo el Barcelona, marcó el gol que dicto la sentencia del equipo coruñés. Faltaban más de veinte minutos, incluso los deportivistas jugaron en superioridad los últimos diez por la expulsión de Arroyo, pero fueron incapaces de anular la ventaja local.

La Liga acabó con el Deportivo en puestos de promoción, aquella en la que superó al Betis -ganó en Riazor (2-1) y empató en la vuelta en el Benito Villamarín (0-0)- para repetir al año siguiente entre los grandes del fútbol español. Pero a partir de entonces lo haría casi en igualdad de condiciones con esos grandes, pues en sus filas ya estaban Mauro Silva y Bebeto, entre otros, dirigidos por un magistral Fran, que había sido uno de los pilares del año del ascenso y también de ese primer año en Primera.

En la temporada siguiente, los deportivistas finalizaron en tercera posición y el Valencia en la cuarta, con una diferencia de seis puntos a favor de los coruñeses. Y otro año después -temporada 1993-94- fue cuando se inició una especie de rivalidad entre ambas aficiones, originada por el último partido del curso 1993-94 cuando González le detuvo un penalti a Djukic (y lo celebró), en el último minuto de la temporada. Ese gol le habría dado el título de Liga al conjunto coruñés. Los blanquiazules se resarcieron del Valencia en junio siguiente (1995) al imponerse en la final de la Copa del Rey, en aquel partido que también empezó un día y finalizó otro, en este caso empezó un sábado y concluyó un martes. El diluvio de Madrid había obligado a suspender el encuentro a falta de once minutos. Hoy, en este partido ya nada tiene valor.