Toca pasar página y pensar en una nueva etapa, en la que las ideas del equipo que se quiere armar -subrayo desde ya- tienen que estar muy claras. Las causas que han llevado al Deportivo a Segunda División, muchas y variadas, quedan atrás, aunque no conviene olvidarlas. Algunas ya las presagiaba desde septiembre (tampoco había que ser una lumbrera para detectarlas) y desde el punto de vista deportivo las cosas se hicieron rematadamente mal; en el club y en el equipo hubo muchos que no estuvieron a la altura de las circunstancias. Para mí, los tres grandes errores que cometieron los tres entrenadores fueron: no saber elegir el sistema de juego adecuado a las características de los jugadores; no saber mejorar con cantidad la fragilidad defensiva debida a la falta de calidad (el equipo recibió 76 goles, demasiados); y el nulo rendimiento de la estrategia ofensiva.

Otro aspecto es el económico, administrativo y social, en el que desde mi punto de vista el club lo está haciendo bien. En la situación actual, la liga en Primera División es una enorme fuente de ingresos, por lo que debe primar el resultado deportivo por encima del resto. Por lo tanto, hay que mirar hacia delante y aprender la lección para no cometer esos errores nunca más.

El director deportivo y el entrenador tienen que trabajar coordinados y en sintonía desde el primer momento, y sin intromisiones: no pueden ser románticos a la hora de prescindir de algún jugador; de acuerdo con el tope salarial, deben emplear bien el dinero en confeccionar una plantilla competitiva y corta para competir en Segunda, y no larga y mediocre; traer jugadores que se les pueda sacar rendimiento desde el primer instante y no solo en los últimos partidos de competición, cuando es demasiado tarde; tener perfectamente estudiado el mercado de invierno por si hay que recurrir a él; hablar lo imprescindible y trabajar mucho y bien; si en el Fabril o en el equipo de División de Honor hay algún jugador con el que se puedan quemar etapas hay que hacerlo sin dudar; exprimir al máximo el trabajo de la dirección deportiva durante toda la temporada y, repito, sin romanticismos. Las ideas muy claras para organizar una estructura eficaz y duradera para estar en Segunda solo la temporada que viene.

Atención aparte merece Abegondo. ¿Cuántos jugadores ha fabricado verdaderamente para el primer equipo? Si siempre han salido jugadores de la escuela coruñesa con medios e instalaciones precarias, ¿por qué no salen de Abegondo con esas magníficas instalaciones y el excelente material del que dispone. Me pregunto si se trabaja adecuadamente. A Abegondo hay que sacarle mucho más rendimiento. Por otra parte, soy de la opinión de que en el Fabril no pueden jugar futbolistas de tanta edad, porque así no hay salida para los que vienen apretando desde más abajo y las categorías inferiores están para algo.

Para la temporada que ha terminado el eslogan de la campaña de abonados era: Somos gente marinera y con eso no hay quien pueda. A ver si el de la próxima el mensaje se ajusta más a la realidad deportiva y tenemos más suerte.