Diego Caballo recoge el premio al final del verano. El salmantino, uno de los puntales del Fabril en el pasado ejercicio a las órdenes de Cristóbal Parralo y de Gustavo Munúa, recibió ayer la noticia de que, tras una pretemporada en la que ha hecho méritos como lateral y como interior, tendrá ficha del primer equipo. El club coruñés toma la decisión empujado por sus condiciones, por sus prestaciones en las últimas semanas ante la atenta mirada de Natxo González y por su edad, ya que a sus 24 años no podía compaginar su presencia en el filial con partidos con los mayores. "Hoy (por ayer) es un día muy feliz para mí. Doy el salto profesional que tanto trabajo lleva detrás. Quería agradecer a mi familia, amigos y personas que siempre han estado ahí, al club la confianza depositada en mí y el cariño recibido por la afición", hizo público el zurdo en redes sociales.

El refuerzo de estar entre los 25 elegidos para el ejercicio del retorno a Segunda no llega solo tras sus buenos partidos del último mes. Supo también tener paciencia en un verano decisivo cuando otros futbolistas de la cantera deseaban seguir los pasos de Edu Expósito y tener un sitio asegurado en Riazor. Él esperó, renovó por dos temporadas antes de incorporarse al trabajo y ahora llegan los frutos. El deportivista sabía que estaba ante un momento clave en su carrera deportiva y se le pudo ver incluso en las semanas previas a que arrancase la era Natxo González entrenándose en A Coruña junto a otros fabrilistas como Uxío y Carlos López. Su fútbol hizo el resto.

La potencia, los centros medidos y el dinamismo de Diego Caballo no eran ni mucho menos desconocidos hasta este verano para los que se acercaban cada quince días a Abegondo a seguir las evoluciones de un filial histórico. El salmantino llegó al Dépor en 2017 y pronto se convirtió en un fijo para los entrenadores que tuvo el pasado ejercicio. Ya fuese como lateral o como interior ante la plaga de lesiones, él siempre estaba subiendo la banda de la ciudad deportiva blanquiazul. Sobre el césped se veían las cualidades que mostró este verano, pero también las que le hicieron pasar con anterioridad por las canteras del Madrid y el Valencia. En Valdebebas compartió equipo con futbolistas como Jesé, José Rodríguez o Marcos Llorente en una camada que estuvo a las órdenes de Zidane. Cuando se le cerró la puerta del Bernabéu buscó suerte en el Valencia Mestalla, aunque las lesiones y la presencia de jugadores como Lato le cortaron el paso. Llegó a estar convocado en dos partidos con el primer equipo ché.

La oportunidad de asaltar la élite le llega en A Coruña. Convenció a Cristóbal, a Munúa y este verano a Natxo, que aprecia, entre otras cualidades, su polivalencia, un aspecto que le hace ganar enteros con el adiós de Borges. Ahora le toca pelear por un puesto y estrenarse como interior o como lateral, posición con hasta dos competidores. Peleará de igual a igual. Ahora ya es un profesional más del Dépor.