Pensaba que iba a Cáceres cuando en 1991, con 22 añitos, cerró su etapa en Riazor para fichar por el Extremadura. Eso fue lo que le contaron en un primer momento a Manuel Mosquera, pero en realidad su destino era Almendralejo, una pequeña ciudad que le sonaba "porque allí nació Gordillo". "Ascendimos a Primera con el Dépor, acababa contrato y Arsenio en aquel momento creyó conveniente que no había que renovarme. Tenía ofertas, y entre ellas me hablaron de una del Extremadura de Cáceres. Había que decidir ya y acepté. Pero no era Cáceres. Era Almendralejo", recuerda sonriente el extécnico del Fabril y actual responsable del seguimiento de los cedidos, filiales y ligas extranjeras dentro de la secretaría técnica del Deportivo.

El viernes se enfrentarán en el Francisco de la Hera los dos equipos de su vida: "Quiero que gane el Dépor, por muchas razones. Nací en A Coruña, soy canterano del Deportivo y es el equipo en el que hubiera querido jugar toda mi vida. Después del viernes, al Extremadura solo le deseo cosas buenas".

Doce temporadas y media en dos etapas diferentes. 475 partidos y 110 goles para hacer historia con el Extremadura. Es el resumen de la brillante trayectoria azulgrana de Mosquera, todo un mito en Almendralejo, donde celebró un ascenso a Segunda y dos a Primera División a las órdenes de Josu Ortuondo (1996) y Rafa Benítez (1998). Cuando llegó allí para jugar en Segunda B, no podía imaginarse todo lo que vendría después. "Cada año fuimos creciendo, subiendo peldaños, pero pensar en Primera era ciencia ficción -recuerda el coruñés-. El título de Liga del Dépor fue impresionante, pero si hay que ponerle el calificativo de milagro, llegar a Primera con el Extremadura lo fue más, sin ninguna duda".

La clave del éxito fue, a su juicio, "la fortaleza como grupo". "Si no hubiésemos tenido un bloque compacto, con gente que peleaba codo con codo, no habríamos hecho nada. Formamos uno de los mejores grupos humanos que hubo en el fútbol, eso sin ninguna duda", explica Mosquera, que sigue en contacto con muchos de sus antiguos compañeros en el club extremeño.

Era un grupo humano muy sólido que, además, contaba con el respaldo de "toda una ciudad". "Almendralejo es un sitio donde todo es muy cercano. La pasión de la gente por el fútbol es una locura. La afición lo que quiere es que te mates por el equipo. Con eso le llega. La ciudad se volcó con el fútbol y con nosotros". Especialmente con Mosquera, un auténtico ídolo para la hinchada azulgrana. "Lo que hice allí fue ser lo mejor profesional que pude -recuerda con la máxima humildad-. La gente me ha querido y me quiere. Yo no me pongo valor a lo que hice allí. Fuimos muy felices, tanto yo como mi familia, más allá de lo que es un jugador de fútbol, porque era como mi casa. No tengo capacidad para valorar quién soy para ellos. Sé que me quieren y que me tratan con un cariño tremendo. Siempre el Extremadura me dio más de lo que yo le di".

Refundado desde 2010 como Extremadura Unión Deportiva, su exequipo es un recién ascendido que viene de estrenarse en Segunda nada más y nada menos que con un empate en Oviedo (1-1): "Se han quedado con un bloque importante de la plantilla del año pasado. El Dépor se va a encontrar un estadio lleno y un rival que le va a apretar mucho. Para Almendralejo será un día entero de fiesta".