Regresa el Deportivo de Santa Cruz de Tenerife con la misma sensación que trajo en su vuelta de Albacete en la primera jornada. Esa que no deja celebrar el punto logrado a domicilio porque a última hora se dejó otros dos en el terreno de juego. Suman los coruñeses cinco puntos en tres jornadas, todas ellas a domicilio, lo que le permitirá presentarse el próximo domingo en Riazor frente al Sporting con la condición de invicto.

El equipo coruñés es el único de los veintidós conjuntos de Segunda División que disputó las tres primeras jornadas como visitante, la razón hay que encontrarla en las obras de las cubiertas de Riazor. El consejo de administración blanquiazul solicitó a LaLiga que el segundo partido fuese también fuera de casa, algo que la patronal concedió sin problemas, sobre todo este año en el que la competición cuenta con un calendario asimétrico.

Los cinco puntos con los que el Deportivo se presentará ante su parroquia el próximo domingo no parecen mal bagaje, y hacerlo sin haber perdido ninguno de los tres partidos, tampoco. Caro que al como e desarrollaron los tres encuentros en Albacete, Extremadura y Tenerife la suma podría haber sido superior. Tuvo en la mano el cuadro de Natxo González la victoria en los tres choques, pues en todos se adelantó, pero solo fue capaz de mantener la ventaja en Almendralejo. Ayer, mandó por dos veces y se dejó igualar otras tantas. En la primera jornada y en Santa Cruz se dejó dos puntos a última hora. Contra el Albacete fue debido a un grave error arbitral; ayer, a un grave error del portero blanquiazul, además de otros dos garrafales fallos de Quique y Pedro ante la meta contraria. Todo son fallos.

El Deportivo tiene momentos buenos, como demostró en el Heliodoro Rodríguez López, en los que manda en el partido con el balón, pero a so le falta lo que define este deporte: el gol. No demuestran los futbolistas coruñeses ese ansia de matar el encuentro cuando tienen al rival contra la cuerdas, y no es solo por los fallos en el remate -como fueron los casos de Quique y e Pedro- es en gran parte porque su fútbol se desarrolla muy lejos de la portería adversaria.