Reparto de puntos y de partes en el Heliodoro, una para cada equipo. La primera del Deportivo, mandón y superior ante un Tenerife permisivo que regaló los primeros 45 minutos. Y la segunda claramente del equipo chicharrero, que volvió del descanso convertido en un auténtico rodillo para someter a un Dépor sin respuesta ni personalidad. Solo se rehízo algo en la recta final, en la que incluso pudo acabar ganando con el gol de Borja Valle en el minuto 92. No mereció vencer, pero con ese tanto tenía el triunfo y el liderato en la mano. Doble premio que se esfumó en la siguiente jugada al dejar volar otros dos puntos, como en Albacete, esta vez por una pifia de Dani Giménez en su intento de despeje. Fue prácticamente en la última acción del encuentro, una falta lateral que el Dépor volvió a defender muy hundido, prácticamente con todos sus jugadores metidos en el área pequeña. Es la fórmula de Natxo González para contrarrestar la estrategia del rival. Una apuesta peculiar, sin duda diferente, con sus ventajas y sus riesgos.

Sobre el papel la visita a Tenerife se presentaba como la más difícil de las tres salidas consecutivas con las que el Dépor iniciaba el campeonato. Venía de sufrir bastante, primero en Albacete y luego en Almendralejo, para empezar su camino hacia el ascenso con cuatro puntos de seis posibles. Un buen botín que quería ampliar en el Heliodoro Rodríguez López, en teoría uno de los estadios de Segunda en los que no muchos equipos van a ser capaces de vencer. Era una prueba de nivel para el Deportivo, el reto más complicado de los tres que tenía que afrontar antes de estrenarse en Riazor frente al Sporting de Gijón. Sin embargo, en la primera parte el Tenerife dejó jugar y el Dépor lo aprovechó para mover el balón con fluidez y precisión. Sin excesiva profundidad, pero teniendo el control absoluto del partido. Destacó en esa faceta Vicente Gómez, un futbolista de categoría superior. El grancanario se ha adaptado a la perfección a su nuevo equipo. Juega y hace jugar a los demás. Tanto en el manejo de balón como a la hora de asociarse con sus compañeros, volvió a dejar destellos lo suficientemente intensos como para pensar que puede ser uno de los grandes faros de este nuevo Dépor. Como Carles Gil, que mejoró su nivel con respecto al partido de Almendralejo hasta que tuvo que pedir el cambio en la segunda parte.

Aún no se había cumplido el primer minuto de juego cuando llegó la primera ocasión clara del equipo coruñés. Gran centro de Caballo desde la izquierda y remate defectuoso de Quique. Cabeceó sin oposición, totalmente a placer, pero le faltó precisión y mandó el balón por encima de la portería de Dani Hernández. Diez minutos después, el segundo aviso, un gran zurdazo de Carles Gil que dio en la parte exterior del poste. Solo cuatro minutos después llegó el 0-1, con el riguroso penalti sobre Borja Valle transformado por Quique González.

Quedaban 75 minutos largos por delante, muchísimo tiempo como para dedicarse solo a defender. El Dépor apenas sufrió hasta el descanso, sobre todo porque el Tenerife no tenía ni argumentos ni intensidad. Casi no pisaba campo contrario y el equipo coruñés seguía muy bien plantado, salvo por algunos errores individuales que permitieron a los insulares asomarse al área, sobre todo por mediación de Joao Rodríguez. Un disparo suyo desviado y una falta lejana lanzada fuera por José Naranjo fueron las mejores aproximaciones de los chicharreros en los primeros 45 minutos.

Todo cambio tras la reanudación y el Tenerife pasó de dominado a dominador. Y de qué manera. Arrolló al Dépor, encadenando una ocasión tras otra hasta encontrar el premio del empate. Acosta, desde lejos, fue el primero en avisar; luego Malbasic probó a Giménez; y acto seguido Nano aprovechó una pérdida de Bóveda para acariciar el 1-1. Solo era cuestión de tiempo que el conjunto insular estableciera la igualada. La firmó Acosta, en el 53, con un soberbio disparo desde fuera del área. El Tenerife no se contentó. Quería más y siguió cargando. Malbasic, tras otro error de Bóveda, tuvo la más clara para completar la remontada. Perdonó en el 59, igual que Pedro siete minutos después en la otra portería. Entró por Quique, que tuvo que retirarse al inicio de la segunda parte por problemas físicos. El alicantino acompañó a Valle en ataque, pero no acabó de sentirse cómodo como delantero.

El Dépor mejoró desde que Vicente pasó a jugar en el sitio de Mosquera y el Tenerife relajó su ímpetu. Por lo menos el equipo coruñés fue capaz de enlazar más de tres pases seguidos, maquillando de esa forma su segunda parte, muy mala. El partido estaba para el empate. Nadie contaba con un desenlace tan loco, con dos tantos en el descuento, uno en cada portería. Primero, el de Borja Valle, que celebró con gol su ampliación contractual (m.92). E inmediatamente después, el de Jorge Sáenz tras la pifia de Dani Giménez. Tres salidas, cinco puntos. El Dépor llegará invicto al estreno en Riazor Dépor Riazor frente al Sporting.