Fue a la quinta jornada cuando el Deportivo se encontró con el primero revolcón de la temporada. No fue un tropezón cualquiera porque la caída en Alcorcón resonó con cierto estrépito por la manera en la que se produjo. No fue aquel resultado abultado (4-0) de 2011 que colocó al equipo entonces dirigido por José Luis Oltra ante la realidad de la Segunda División, pero la derrota del sábado también ha servido para colocar al conjunto blanquiazul frente a sus propias debilidades. El partido en Santo Domingo confirmó las dudas que se habían intuido en los compromisos anteriores. Fue en Tenerife donde los blanquiazules mostraron una imagen más pobre, pero el esquema de Natxo González ya había sembrado incógnitas que el equipo logró despejar en parte ante el Sporting con una convincente actuación colectiva. Quedaba por resolver si se podría adaptar esa propuesta a otros escenarios.

En busca de alternativas. Ante el Sporting el Deportivo se encontró a un equipo que renunció a la pelota y que prácticamente se la entregó en una bandeja. El conjunto blanquiazul pudo así sacar el máximo partido al planteamiento con tres centrocampistas que propone Natxo González. La apuesta, sin embargo, naufragó el sábado en Santo Domingo. El Alcorcón no le cedió el balón a los deportivistas y en su lugar Cristóbal Parralo planteó una presión adelantada que se le atragantó por completo a los coruñeses. El equipo fue incapaz entonces de buscar variantes que le permitiesen sacudirse el dominio de los madrileños. Renunció al manejo del balón que lo había caracterizado, pero no encontró alternativas porque careció también de verticalidad para salir con peligro.

El rombo, otra vez en entredicho. Es la apuesta más diferenciadora de este Deportivo de Natxo, hasta el extremo de que Cristóbal Parralo admitió en la previa del encuentro que era una opción poco empleada en otros equipos. El técnico blanquiazul, sin embargo, la ha convertido en su seña de identidad sin que se haya terminado del todo de justificar su elección. En Alcorcón le volvió a falta fluidez porque no la tuvieron ninguno de los tres centrocampistas escogidos por el entrenador el sábado. Álex fue de nuevo la opción para enganchar con la defensa, pero enseguida se convirtió en el blanco preferido de la presión de los jugadores madrileños. Vicente actuó volcado hacia la izquierda sin la participación suficiente y Didier Moreno, más voluntarioso que acertado, acabó prácticamente de lateral derecho en el tramo final del encuentro.

Inofensivos. Los problemas en el centro del campo se tradujeron en lagunas en la parcela ofensiva. El Deportivo no se asomó por el área contraria hasta el minuto 25 y no tiró a puerta hasta bien entrada la segunda parte. La mejor oportunidad la tuvo Carles Gil en el 75 y pudo valer el empate. Hubiera servido para maquillar los problemas en ataque por la falta de ideas mostrada por el equipo. El papel de los laterales, determinantes en un sistema que prescinde de los extremos, volvió a quedar en entredicho. En el caso de que no estén acertados, como les ocurrió a David Simón y Diego Caballo el sábado, todas las transiciones se resienten hasta el punto de que los laterales pasan completamente inadvertidos. Lo pagaron en Santo Domingo Carlos Fernández y Cartabia, sin apenas participación.

Sombras a balón parado. El Deportivo insistió ante el Alcorcón en defender las acciones a balón parado de manera retrasada. Pasó apuros en algunos lanzamientos y no tuvo respuesta para aprovechar los rechaces por la acumulación de jugadores en su propia área. En las jugadas a favor no estuvo mejor. De un córner estuvo a punto de encajar un tanto después de renunciar a su saque directo y una falta en el tramo final que representaba una de las últimas oportunidades de empatar acabó desembocando en la expulsión de Krohn-Dehli.

Llamamiento a la calma. El tropiezo en Alcorcón supuso la primera decepción importante del curso para el Deportivo, consciente de la carrera de fondo que tiene por delante en una categoría que destaca por la igualdad. Entrenador y jugadores hicieron un lectura calmada de lo ocurrido mientras subrayaban la necesidad de adaptarse de una vez por todas a una categoría que penaliza la irregularidad, tal y como recordó el sábado el director deportivo, Carmelo del Pozo. El responsable de la parcela técnica recordó que la Segunda División suele castigar los "picos" de resultados y recomendó encontrar una línea a seguir para encaminar el objetivo marcado.

Primer prueba de madurez para los deportivistas. El Deportivo deberá el lunes ante el Granada afrontar su primera prueba importante después del tropiezo en Alcorcón. El equipo tendrá que rehacerse después de un resultado adverso y compensar en Riazor un resultado que lo deja con ocho puntos después de cinco jornadas y tras disputar cuatro de esos encuentros como visitante.