Álex Bergantiños regresó este verano desde el Sporting para ayudar a reconstruir el Deportivo dentro y fuera del campo, una doble misión que está cumpliendo con éxito. El canterano encarna a la perfección los valores del nuevo Dépor de Natxo González: compromiso, trabajo y, sobre todo, el bien colectivo por encima del individual. "Este es uno de los mejores grupos o el mejor grupo que me he encontrado en mi carrera", asegura el capitán, uno de los cuatro futbolistas que han participado en todas las jornadas, junto a Dani Giménez, David Simón y Domingos Duarte. Mucho protagonismo de blanquiazul, algo que le parecía impensable no hace tanto tiempo. "Ninguno lo hubiésemos pensado hace dos o tres años, cuando apenas jugaba cinco o seis partidos al año, pero esto da muchas vueltas. He tenido la oportunidad de volver y estoy disfrutando".

- ¿Qué balance hace de este arranque de temporada?

-Positivo. Los descensos son traumáticos, y más en este caso, que se hizo una remodelación muy completa de varias áreas del club, sobre todo la plantilla y el cuerpo técnico. El reto más importante era acoplar eso lo antes posible a una categoría tan exigente y competitiva como es la Segunda. Ese proceso ha sido sorprendentemente rápido y eso se está viendo en el campo. El equipo va teniendo una idea reconocible e interpreta los partidos intentando llevarlos al terreno que más le favorece. Eso se está consiguiendo, sabiendo que la categoría es muy competida y muy larga, pero el primer paso es bueno.

- De momento, está teniendo mucho protagonismo.

-Sabía que iba a ser difícil porque iba a haber una plantilla importante, como la hay. Hay siete futbolistas que podemos actuar en mi posición. La competencia es brutal. Yo venía también por hacer un poco de enlace y ayudar desde dentro en esta reconstrucción. Lógicamente, mi gran reto y mi ilusión es jugar lo máximo posible, pero también sabía que tenía que aportar en otros aspectos. En eso también estoy intentando hacerlo lo mejor posible, ayudando, y si eso se puede complementar con participar en el campo cada domingo, pues mucho más contento, como es lógico.

- ¿Se está encontrando mejor de lo que esperaba?

-Sí. Al final siempre tienes tus dudas y tus miedos por ver cómo va a ser la nueva temporada y lo que pide el nuevo entrenador, y si te adaptas a lo que se demanda. Ese temor o esos nervios son los que te hacen mejorar y te mantienen alerta, progresando. Eso he intentado siempre en mi carrera, cada año adaptarme, superarme y aprender de los retos que me van saliendo. Es un escenario que ninguno hubiésemos pensado hace dos o tres años, cuando estaba aquí apenas jugando cinco o seis partidos al año. Veía difícil este escenario. Esto da muchas vueltas, he tenido la oportunidad de volver, a pesar de que sea en Segunda, y lo estoy disfrutando por poder jugar en el club de mi ciudad, intentando hacerlo bien.

- Al margen del famoso rombo de Natxo, ¿cuáles son las particularidades del nuevo técnico?

-Más que el sistema, al final se trata de entender el porqué de las cosas. En eso me ha sorprendido para bien, porque es un entrenador que interactúa mucho con nosotros, nos hace pensar y buscar las soluciones. Él nos da las herramientas pero siempre quiere que seamos nosotros los que contestemos y veamos el porqué de las cosas. Es más moderno, más adaptado a lo que tiene que ser hoy en día el fútbol. No es fácil adaptarse a todo lo que él pide y en eso estamos, en esa búsqueda del ideal, de que seamos capaces de entender todo lo que nos pide y seguir progresando en el modelo, que es actual, moderno y atractivo.

- ¿El margen de mejora es amplio?

-Sí. Podemos mejorar pero los rivales también te van a ir conociendo y la dificultad siempre es mayor y hay que irse reinventando. Ese es el gran reto, poder seguir creciendo hasta ver cuál es nuestro límite y luego ir entendiendo las dificultades que nos va a ir poniendo el camino, porque esto es muy cambiante y los rivales se van a ir adaptando.

- El sábado toca el Córdoba, actual colista. ¿Su necesidad lo hace más peligroso?

-Sí. Están acostumbrados del año pasado a estar siempre en el alambre y cuando juegas contra un equipo como es el Dépor ahora mismo, por mucho que estén mal en la clasificación y tengan esa necesidad, van a afrontarlo sin nada que perder, como una oportunidad para dar un golpe y cambiar la dinámica. Ante su afición van a dar ese plus que tenemos que contrarrestar. Habrá que salir muy metidos al principio, que es lo que suele marcar los partidos en Segunda, sobre todo fuera de casa, y parecernos más a lo que fuimos en Tarragona u otros campos, que a lo que fuimos en Alcorcón, donde nos costó entrar en el partido y se nos fue atragantando.

- ¿Esa derrota sirvió para espabilar?

-Sí. Vas aprendiendo. En Tenerife pasamos minutos de mucho sufrimiento que nos sirvieron para aprender, y el de Alcorcón también fue un partido que nos tiene que servir de ejemplo.

- ¿Le sorprende lo rápido que este Dépor tan renovado ha sido capaz de formar un grupo humano fuerte?

-Sí. Se ha tenido en cuenta eso también a la hora de confeccionar la plantilla. Dentro de que todos son grandísimos jugadores, también se ha mirado para que sea un grupo agradable y respetuoso. La gente que hay este año, aunque pueda sonar a tópico, es de los mejores grupos o el mejor grupo que he visto en mi carrera. Al final, somos jugadores, tenemos nuestros egos y queremos jugar, pero el nivel de respeto que está habiendo este año sorprende para bien. Es uno de los secretos de las plantillas que pueden conseguir grandes cosas. Estoy contento por eso también, sabiendo que además todo el mundo se está sintiendo importante y durante el año va a haber momentos para todos. Ese mensaje está asumido y cree en ello toda la plantilla.

- La temporada pasada estuvo en el Sporting, pero el cambio en el Dépor ha sido grande en cuanto a cohesión de grupo...

-Creo que también es injusto comparar con la temporada pasada. Es un proceso de varios años. Aquí se permitieron demasiadas cosas. Había un ecosistema de trabajo para el jugador que era a lo mejor demasiado cómodo para el futbolista e individualista en cuanto a los objetivos de cada temporada o de cada momento de la temporada. Eso hacía que hubiera gente a la que inconscientemente le fuera más cómodo pensar en el rendimiento o en los éxitos personales que en el colectivo. Dentro de que todos somos futbolistas y nos gusta participar y sentirnos importantes cada domingo, hay que mantener unos mínimos de respeto por el club o por la empresa que te paga. La supervisión de eso no fue la correcta durante varios años y eso acabó desencadenando un clima en el que el que venía se acababa contaminando o contagiando de eso inconscientemente. No tiene que ver tanto con la actitud sino con la manera en la que se trabajaba. Eso lo ha detectado la directiva, Carmelo [Del Pozo], la gente que ha entrado desde el principio y lo cortaron de raíz, que al final es la única manera. Cuando un proceso del día a día está viciado hay que intentar cortarlo. Con el descenso es más brusco y quizá se puede hacer de una manera más ágil, pero yo creo que era necesario y fundamental para un club de este nivel.

- ¿Eso también ha ayudado a recuperar la comunión con la afición?

-Sí. Era uno de los retos, que la gente volviera a identificarse con el equipo, que fuera a ver un equipo reconocible y que dejáramos de ser noticia por cosas extradeportivas. Cuando estaba fuera me dolía escuchar que siempre se hablaba del Dépor por cosas no deportivas. En los últimos años por desgracia eso era algo habitual y la afición estaba un poco cansada de eso. Se está consiguiendo normalizar. Se ha hecho una buena plantilla, con jugadores buenos y trabajadores, que con humildad van a defender el escudo, lógicamente asumiendo con ambición los retos que ello conlleva, pero siempre desde el trabajo y el respeto al escudo y a la afición.