Sin excusas pese a las numerosas bajas, el Deportivo recibe al Reus con la obligación de sumar los tres puntos para no perder ritmo en su pelea por las dos primeras posiciones, las que actualmente ocupan Málaga y Alcorcón. Acarició la segunda plaza el pasado fin de semana en Córdoba, donde sin merecerlo estuvo a punto de ganar un encuentro cuyo desenlace estuvo marcado por los errores de Ais Reig, todos en contra. Pasa página el equipo coruñés tras ese aciago episodio que lo deja sin Pablo Marí ni Borja Valle, el berciano para otras tres jornadas además de la de esta tarde. Tampoco estará en su sitio Natxo González, obligado a ver el partido desde la grada. Muchas sanciones, a las que hay que sumar las bajas por lesión de Cartabia, Dubarbier y Krohn-Dehli. Casi con los justos recibe el Dépor a uno de los modestos de la categoría, el Reus, muy lastrado por sus problemas con las inscripciones de futbolistas, pero con la peculiaridad de que suele querer jugar al fútbol, independientemente de quién tenga enfrente. Un escenario novedoso para los blanquiazules, acostumbrados a tener que llevar todo el peso de los partidos, sobre todo en Riazor, ante rivales ultradefensivos.

A priori no será uno de esos el conjunto rojinegro, al menos desde el inicio. Su propuesta es atrevida, con mucho protagonismo para futbolistas de buen pie como el exblanquiazul Juan Domínguez. Su regreso a Riazor es uno de los atractivos del encuentro, como también comprobar cómo Natxo recompone el centro del campo. Didier Moreno y Edu Expósito optan a completar el rombo con Carles Gil de nuevo a la espalda de los dos delanteros: Carlos Fernández y Quique González. En defensa, Somma cubrirá la baja del sancionado Marí. La atención estará sobre el césped y también en los graderíos, por ver a Natxo en las alturas y también porque será el primer encuentro sin reubicaciones por las obras en las cubiertas de Riazor.

También tiene bajas el técnico visitante, Xavi Bartolo. Llega sin Villanueva ni Querol, pero con toda la ilusión del mundo por dar la sorpresa en uno de los estadios más difíciles de Segunda. El Dépor viene de hacer un partido regular en Córdoba, tirando a malo, pero en casa su fiabilidad está siendo enorme. Más incluso por las formas que por los resultados, ya de por sí muy positivos. Tres victorias convincentes y un empate, ante el Málaga, que perfectamente pudo haber sido triunfo si a Quique no lo llegan a expulsar por intentar una chilena.