Victoria y portería a cero gracias a la falta de puntería del Reus y a otra de esas paradas imposibles de Dani Giménez. Casi todo fueron buenas noticias para el Deportivo, claro dominador en la primera parte y luego sometido en la segunda. Demostró su mayor calidad y mereció los tres puntos, pero acabó concediendo demasiadas ocasiones ante un rival muy blando en las dos áreas. Golpeó el equipo coruñés con sendos goles al inicio de cada parte y luego se dejó ir, como recreándose en su clara superioridad. Y pudo acabar sufriendo si el Reus llega a materializar alguna de las muchas situaciones claras que tuvo para volver a meterse en el partido. Al final, 2-0 y nuevo paso al frente en Riazor, donde el Dépor está siendo especialmente fiable. Sin hacer un partido redondo, fue capaz de sacarlo adelante con solvencia y, lo que es más importante, sin que nadie se acordara los que no estaban, que eran muchos y buenos. Somma, Expósito y Pedro, cada uno desde su parcela, demostraron que el fondo de armario es amplio y de calidad. Todos útiles y todos importantes, la mejor manera de seguir construyendo un equipo con mayúsculas.

Menos de un minuto, apenas 38 segundos, tardó el Dépor en culminar en gol su primer ataque, una buena acción combinativa que acabó rematando desde el suelo Carlos Fernández para poner el partido de cara nada más comenzar. Quique estuvo a punto de ampliar la ventaja un minuto después pero su disparo cruzado no encontró portería por muy poco. Gol y ocasión clarísima para empezar, prueba de la enorme superioridad del Deportivo ante un Reus que no fue tan descarado como se esperaba, al menos desde el inicio. Dejó jugar y se atrincheró atrás a la espera de su oportunidad. Nada nuevo en Riazor, donde los rivales suelen dejar que el equipo coruñés lleve todo el peso de los partidos.

Natxo González, que siguió el encuentro desde el palco, sorprendió con varias novedades inesperadas en el once. Sentó a Saúl para repescar a Caballo en el carril zurdo y también dejó fuera de inicio a Carles Gil para apostar por Pedro Sánchez, la gran sorpresa en el equipo titular. El alicantino fue prácticamente un delantero más, incrustado entre Carlos Fernández y Quique González. De nada le sirvió a Xavi Bartolo la línea de cinco defensas que plantó atrás, porque el Dépor manejó el balón a sus anchas y no tuvo problemas para generar peligro. Ayudaron a combinar con criterio Vicente y sobre todo Edu Expósito, que se asomó al área un par de veces. También Carlos participó bastante, dejándose caer a la izquierda para sorprender en carrera. Fue un incordio constante para los defensas catalanes, igual que Quique, al que solo le faltó el gol para redondear una buena primera parte.

El Dépor navegaba con el viento a favor, el del resultado y el de las sensaciones, y se fue acomodando con el paso de los minutos. Tenía el control total del partido pero le faltaba un segundo gol con el que ampliar su ventaja y obligar al Reus a salir de la cueva. No necesitó estirarse el conjunto rojinegro en los primeros 45 minutos. Tampoco le iba del todo mal esa desventaja mínima porque sabía que en cualquier acción aislada podía encontrarse con el empate. Su plan era seguir defendiendo con todo a la espera de alguna contra o acción a balón parado para buscar la igualada. Un cabezazo fuera de Catena a la salida de una falta frontal fue la mejor aproximación del Reus, prácticamente la única hasta el descanso.

El segundo acto comenzó como el primero, con un gol tempranero del equipo coruñés. Gran servicio de Vicente a la espalda de la defensa y mejor definición de Pedro (m.54). La tarde traía lluvia intensa en Riazor y olor a goleada, pero el partido mudó radicalmente tras el 2-0. El Reus creció con el cambio de sistema y se fue arriba creando muchos problemas tanto por dentro como por fuera. Ledes y Juan Domínguez hicieron jugar a los catalanes para obligar al Dépor a dar varios pasos atrás.

De dominador a dominado pasó el equipo coruñés, incapaz de defender con la pelota. La tuvo mucho más el Reus, y no para amasar posesión sin más, sino para generar verdadero peligro. Hasta cinco claras tuvieron los rojinegros: Carbonell y Juan Domínguez acariciaron el gol con sendos cabezazos, luego Alfred casi marcó de rosca y después Ortiz obligó a Dani Giménez a responder con un auténtico paradón. Linares, solo ante el portero, perdonó la última. Menos llegadas tuvo el Deportivo en la segunda mitad: un cabezazo al palo de Carlos Fernández y un par de disparos de Quique y Carles Gil, que entró por Pedro para la recta final. Doce remates concedió el equipo coruñés, demasiados para ser en Riazor y ante uno de los modestos de la categoría. El sábado, en Las Palmas, le espera otro rival muy distinto. Con más talento, y también bastante más pólvora que el de ayer.