En una y en la otra, donde se deciden los partidos. Ahí reina Domingos. Quince minutos antes había taponado un disparo de Araujo que olía a 2-0 y en el descuento apareció por el segundo palo para hacer el empate. Lo merece muchas veces, pero los focos no suelen apuntar a los centrales. Hoy por fin se llevará las portadas el portugués, que aseó una faena para reflexionar de su equipo. Perdido en la media y en ataque y nulo con su segunda unidad, el Deportivo tampoco mereció perder ante un Las Palmas de mínimos. El duelo entre dos de los aspirantes al ascenso fue deslucido y con un nivel bajo de fútbol. Eso sí, no faltó tensión, emoción y hasta gresca en los banquillos. Desde hoy, tienen cuentas pendientes.

Los nombres que se podían leer en ambas alineaciones empujaban a esperar un choque con enjundia. Pocos equipos pueden alcanzar tal nómina y tienen tal potencial. La realidad es bien diferente. Las Palmas nunca plantea partidos vistosos, prefiere el campo abierto y en muchas ocasiones rehuye de la pelota. Los iguala por abajo para ganarlos por pegada. A pesar de que jugaba en casa, le entregó el esférico al Dépor y se dispuso a contrarrestralo con presión alta arriba e imitando su rombo. Araujo cerraba el diamante en la parte superior y el ataque quedaba para Rafa Mir y un desaparecido Rubén Castro. Era un duelo de hombre contra hombre en el que Natxo no renunciaba a su credo. Posesión, futbol estático, paciencia... Las cartas estaban encima de la mesa.

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Así se celebró el gol de Domingos al Las Palmas en el campo y en la grada

El Dépor nunca se encontró en ese primer acto, ni en realidad en todo el partido. Entre el mérito de su rival y una media inconsistente no fue capaz de dominar el encuentro ni de llevarlo a su terreno. Álex estaba muy fallón en el pase, Edu Expósito desaparecido. El único que chispeaba con su fútbol era Vicente. Todo mirado con lupa y a diez por hora. En el resto de líneas nada mejoraba. Cala le gana la partida a Quique y Saúl se precipitaba en los centros. A pesar de todo, el equipo coruñés fue el que dispuso de las mejores ocasiones en ese tramo de partido, una de Pedro Sánchez y otra de Carlos Fernández. Un tiro desde la frontal tras robo y un cabezazo a placer que mandó al palo al picarlo en exceso. Los coruñeses se quedaban con la miel en los labios.

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Así fue el enfrentamiento en los banquillos de Tapia y Manolo Jiménez

Tampoco hay que obviar que Las Palmas tenía en parte el duelo donde lo quería. Era inofensivo, pero amenazante, controlando. Y como no exigía a los coruñeses, salvo en alguna contra tras saque de esquina rival, el equipo blanquiazul se fue contagiando de esa nada futbolística. La primera parte languidecía.

Y así el sopapo fue más contundente. El Dépor aún estaba haciéndose al sitio en la segunda parte y Ruiz de Galarreta, con la complicidad de la pasiva defensa coruñesa, se inventó una maravilla que colocaba por delante a Las Palmas en su primer disparo a puerta de todo el partido. 1-0. No le hizo falta más, así es este equipo. A partir de ahí, creció durante algunos minutos con el viento a favor del resultado y con la presencia en la mediapunta de Tana, que había salido al campo por un tocado Rubén Castro.

Natxo movió ficha, sorprendentemente quiso empezar a cambiar el partido desde el lateral. Entraba Caballo por un contrariado Saúl. El salmantino empezó a meter balones al área cual resorte, aunque el equipo coruñés no era capaz de aprovecharlos. Nadie duda de su potencial pero para convertirse en una realidad debe aprender a seleccionar los momentos en los que hacer daño, no percutir y percutir para acabar chocando contra un muro. Ya con Christian Santos en el campo, Carlos Fernández en la mediapunta y Carles Gil en la parte derecha del rombo, el equipo coruñés se lanzó a mover a su rival y a bombardear con envíos a la zona de Raúl. Sin mucho éxito. Mientras, Las Palmas desperdiciaba oportunidades de oro. Araujo, uno de los mejores jugadores de Las Palmas, tuvo un par para hacer la diferencia. Perdonó y pagó. Ya había avisado Carlos con un disparo lejano y Domingos no falló. Centro de Carles, peinada de Quique y emboca el portugués. 1-1. Las Palmas no merecía tanto, queda la duda de si el Dépor , más allá del empuje y la intención, se había hecho acreedor del empate. Un partido para darle vueltas a la cabeza durante esta semana.