El Almería planteó ayer un partido poniendo todos los ingredientes para hacer sentir incómodo al Deportivo.

A partir de una presión alta y repliegues rápidos, impedía a los coruñeses enlazar el juego de inicio con el centro del campo, teniendo que recurrir casi exclusivamente al juego directo, o cambios de orientación largos.

A través de una presión constante en todas las zonas del campo, los locales conseguían que el Deportivo se sintiera asfixiado por una intensidad y agresividad defensiva con la que no se había encontrado hasta ayer. Conseguía así el Almería, eliminar a los futbolistas encargados de elaborar el juego ofensivo visitante.

Incapaz de dominar la zona central, en ataque le faltó al Deportivo la profundidad tanto por las bandas como por dentro, donde apenas si puedo intentar un par de pases interiores buscando los desmarques a la espalda de la línea defensiva rojiblanca. Así, tanto Quique como Christian Santos pasaron desapercibidos prácticamente toda la primera parte. Incluso todo el partido.

Los cambios realizados en el vestuario durante el descanso, por Natxo González, poco cambiaban en la dinámica del partido, salvo algo más de despliegue físico. Insuficiente a todas luces.

El Almería mantenía su plan de juego, ordenado y con equilibrio, al que solo le faltaba capacidad para finalizar con éxito su dominio y aproximaciones al área rival. Esa persistencia en la presión, y la velocidad que imprimía en sus acciones con balón, trasladaban la sensación de que únicamente la factura que pudiera pasar el esfuerzo de su despliegue físico, podría equilibrar el dominio hacia el Deportivo, e incluso evitar que los almerienses se adelantaran en el marcador.

El 1-0 subía al marcador en un momento del partido en el que apenas quedaba partido por delante, y dejaba a los futbolistas blanquiazules casi sin capacidad de respuesta. Era la consecuencia justa a lo expuesto hasta ese momento, por ambos conjuntos. Sin que el Deportivo consiguiera imponerse en el juego, llega el 1-1, una realidad producto de una acción individual, repartida en méritos entre Fede Cartabia y el cancerbero local. Esto no debe esconder que ayer se vio al Deportivo más desnudo, al más evidente quizá, ante un equipo que, de tener el potencial ofensivo que tiene el Deportivo, quizá el regreso sería con un peso mayor en el marcador.

La otra realidad, la definitiva, nos deja a un mal Deportivo que en esta ocasión obtiene un premio inmerecido, superado en todos los aspectos del juego por un rival que no destaca por estará en los puestos altos de la clasificación.