El Deportivo regresa a Riazor para hacer bueno el empate alcanzado en la última jornada en Almería y mantener eso que se llama la media inglesa -empatar fuera y ganar en casa- para seguir en el grupo de cabeza. Además, también tratará de mostrar su poderío ante su afición contra un Osasuna que llega en su mejor momento. Será el séptimo partido de los blanquiazules en su feudo, donde solo el Málaga fue capaz de llevarse un punto, en buena parte debido a las circunstancias. Todos los demás cayeron, como se espera que suceda hoy con el equipo navarro.

Introducirá Natxo González un cambio obligado con respecto al último partido a causa de la lesión de Álex Bergantiños, pero no será el único. O eso es lo que se espera por lo visto durante esta semana en Abegondo. La línea del llamado rombo será la más afectada, además del regreso de Carlos Fernández en el ataque para formar pareja con Quique González.

Por lo observado a lo largo de las sesiones de trabajo de esta semana, el entrenador blanquiazul insistirá en mantener la posesión de balón, algo que no consiguió en Almería, por eso se especula con que pueda dar entrada en el once, además de a Mosquera, a Krohn-Dehli y a Fede Cartabia, a este como punta del rombo, o lo que es lo mismo como lo que se viene en llamar mediapunta.

Enfrente se topará con un equipo con bastantes similitudes al Almería, es decir, con una presión muy alta para impedir que el adversario pueda jugar cómodo, con una intensidad muy elevada y con la intención de recuperar pronto para lanzar de inmediato el balón hacia el área adversaria. Este Osasuna se asemeja mucho a aquel que triunfó en los noventa.

Para superarlo el Deportivo necesita tener toque y fluidez en el movimiento del balón, algo que pueden aportar tanto Vicente como Krohn-Dehli, las alas del rombo, junto a un Mosquera con mejor manejo de pelota para darle salida desde atrás. Sin embargo, esta propuesta puede perder en contundencia y resto, que es lo que ofrecen Álex y también Didier Moreno.

El cuadro blanquiazul se encontró con dos rivales que le discutieron la posesión en los dos últimos partidos en casa -Reus y Oviedo-, pero ambos salieron derrotados, en el caso de los asturianos, goleados. Buena parte de culpa de Dani, que paró lo que tenía que parar para evitar que los adversarios consiguiesen regresar al partido y esperar por la contundencia del ataque.