"En Zaragoza me consideran como uno de los pioneros en la posición de carrilero". Severino Reija (Lugo, 1938), ahora retirado y dirigiendo una empresa local de moda, se convirtió en leyenda del Zaragoza y de la selección española tras dar sus primeros pasos en Monelos, el Oza Juvenil y el Deportivo. Fue Pons, su técnico en Riazor, el que le vio potencial como defensa y convirtió en adelantado a su tiempo a un futbolista que formó parte de la generación de oro de los años 60 y que llegó a disputar dos mundiales.

- ¿Sigue el fútbol de cerca?

-Soy socio del Zaragoza y tengo un carnet del club para ir al palco, pero no quiero ir porque sufro mucho. Y con el equipo tal y como está, más todavía. Lo sigo, claro, y también al Deportivo. Tengo familia ahí en A Coruña y son deportivistas al 100%. Ya les dije que a ver si el domingo son un poco caritativos y arreglamos algo. Ya me han dicho que de eso nada. Es una negociación complicada (se ríe).

- Natxo estuvo en Zaragoza y ahora dirige al Deportivo. ¿Qué concepto tiene de él?

-Aquí desarrolló una grandísima labor y ahora es lo que está haciendo en A Coruña. Empezó regular y acabó en play off. Y ahí lo va a llevar a esa zona. El Dépor, junto a Granada y Málaga, son los que van a pelear por subir. Tiene una gran idea de fútbol, vela por la cantera y es muy tranquilo. La afición puede estar tranquila porque es un gran entrenador y el Dépor va a ascender seguro con él.

- No todo el mundo tiene el mismo concepto de él en La Romareda tras su salida...

-Me figuro que, como todo técnico con ambiciones, vio más posibilidades de éxito en el Dépor y llegaron a un acuerdo. Habrá hecho bien o mal, eso ya es algo para el interior de cada uno. Creo que todo el mundo tiene derecho a mejorar. Aquí nadie esperaba lo que hizo, pero nadie lo critica.

- ¿Es también deportivista?

-Por supuesto. Pero si me preguntan qué quiero que pase el domingo, digo que gane el Zaragoza. Por su situación y porque tengo que ser zaragocista 100%. Claro que también quiero que suba el Dépor, que haga una gran campaña y que la afición disfrute mucho. Hay que pasarlo bien y no sufrir tanto.

- ¿Cómo ve al Dépor?

-Muy bien. En Segunda es muy difícil jugar. Si subiese, este mismo equipo rendiría muy bien en Primera. Veo que tiene muy buenos jugadores, con clase y tienen moral y tranquilidad. A poco que sigan así la afición se va a enganchar.

- Con el Zaragoza y España ganó títulos y jugó dos mundiales (Chile e Inglaterra), pero se crió en A Coruña y en el Dépor. ¿Cómo fueron los comienzos?

-Nací en Lugo y cuando tenía un año mis padres se trasladaron a A Coruña y estuve hasta los 19 que me fui a Zaragoza. Vivía en Monelos, donde hoy está el Barrio de las Flores, que entonces ni existía. Jugaba en la calle y las porterías eran dos piedras a cada lado, ni travesaños ni nada. Lo pasábamos muy bien. Íbamos a jugar luego a un campo al lado del mar. Las porterías ni tenían redes y yo me ponía detrás para devolver algún balón y así poder tocarlo. No teníamos posibilidades de tener una pelota. En el Oza Juvenil ya fue distinto porque teníamos un gran técnico y un gran presidente que era Moar y llegamos a ser campeones de Galicia. La prima fue un bocadillo (se ríe).

- ¿Se siente muy unido a su primer equipo?

-Sí, claro. De hecho, en estos momentos soy el socio número dos. Soy muy mayor. El año pasado estuve en A Coruña en un acto del club y disfruté muchísimo viendo a todos los niños que tienen jugando en las categorías inferiores. Cuando empecé no tenía ni balón ni chandal ni botas ni nada y da gusto verlos a todos uniformados.

- Con sus condiciones fue fácil que lo captase el Dépor, ¿no?

-Antes fui a hacer una prueba al Sporting de Gijón y era Barrios el técnico. Tras un partidillo me dijo que volviese a A Coruña porque era joven para Primera. Lo hice y fiché por el Dépor. Estuve dos años y luego me traspasaron al Zaragoza.

- En 1957 se encontró a un Dépor que acababa de bajar a Segunda y que coqueteaba con la Tercera, pero que alumbró a algunos de los mejores jugadores de su historia. ¿Cómo era el equipo que se encontró?

-Cogí dos generaciones. La de Tino, Oswaldo, Moll, Juananco... y luego otra con Amancio, Veloso, Jaime Blanco, que éramos de la misma edad y teníamos mucha ilusión. El primer año estábamos para descender y fue cuando ficharon a los Mendonça. Era un equipo muy compensado, pero por necesidades económicas nos traspasaron. Si hubiesen mantenido a aquel equipo, habríamos logrado cosas importantes en el Dépor. Antes que a mí traspasaron a Luis Suárez, uno de los mejores que he conocido en mi vida, igual que Amancio. Es una pena que no nos hubiésemos podido quedar, pero el fútbol es así.

- Y eso que existía el derecho de retención...

-Exacto. Tú te querías ir, pero el club, aumentándote un 10 por ciento la ficha, te podría retener. Muy grandes eran las necesidades para que en tan poco tiempo se deshiciesen de mí, Veloso, Jaime Blanco, Amancio, Polo y Amador. Íbamos ganando partidos, pero no tuvimos posibilidades de subir.

- Entonces en A Coruña salían futbolistas de debajo de las piedras y ahora son como pepita de oro. ¿Por qué?

-Hoy es mucho más difícil triunfar en el mundo del fútbol por los sistemas de juego. El otro día estuve viendo el Huesca- Madrid y en cuanto uno de blanco tocaba el balón salían tres a presionarle, antes no existía eso. La gente disfrutaba más, por eso hay esos recuerdos de aquellas épocas.

- Disputó dos mundiales. ¿Qué recuerdos le vienen a la cabeza? ¿Alguna anécdota?

-Sí (se ríe). Alguna se podrá contar que ya habrán preescrito. Cuando jugué el Mundial de Chile (1962) era jovencísimo y estaban en el equipo Di Stéfano, Luis Suárez, Gento, Del Sol, Puskas, Peiró... y a mí me decían 'chaval, trae esto' y yo encantado. En el Mundial de Inglaterra (1966) estaba en la habitación con Luis Suárez y nos reuníamos allí muchos del equipo porque teníamos él y yo escondida una maleta pequeña con chorizo, jamón, queso... Estábamos en Londres y en Birmingham y no nos gustaba la comida y todos se pasaban por allí. Éramos un gran grupo. A pesar de las grandes figuras con las que contábamos, todos eran muy normales.

- ¿Tiene entonces una gran relación con Luis Suárez?

-Sí, muy buena. Siempre que hay actos de la Federación nos vemos. Un día hasta me lo encontré en Milán en un pasaje y me dice '¿pero tú qué haces aquí?'. Es una gran persona, un gran coruñés. Muy amable. Todo lo que pueda decir de él es poco.

- ¿Es cierto que es un asiduo del Camino de Santiago?

-Lo era. Lo hice once veces y mi mujer me dijo basta. De secuelas del fútbol he acabado con dos prótesis en las rodillas y estoy fenomenal. La última vez que llegué a Compostela caminando lo hice operado de ambas y le mandé una foto al médico desde Santiago. Antes caminaba y era como ir con dos bastones y ahora, de maravilla.

- ¿Qué partido espera este domingo en Riazor?

-El Zaragoza saldrá atrás porque el Deportivo presionará muchísimo en los primeros minutos. Aguantará lo que pueda y a ver si en un contrataque... Es fundamental que no encaje en el primer tiempo porque luego pueden encontrar algún hueco más por la ansiedad del Dépor. Eso lo que espero y deseo. Quiero que la gente entienda porque quiero que gane el Zaragoza. El Dépor seguirá cosechando triunfos, pero nosotros lo necesitamos muchísimo. Un empate podría valer, pero al menos que no salgan goleados. Ese es el miedo que tengo por el ánimo de la afición.