Esta iba a ser la temporada buena del Zaragoza, la del regreso a Primera. Así lo tenía planeado el club cuando en el verano de 2017 construyó una plantilla prácticamente de cero -diecisiete fichajes y entrenador nuevo, Natxo González- con la idea de consumar el ascenso a dos años vista. A punto estuvo de adelantar plazos y lograr el objetivo al primer intento. Y eso que empezó la campaña 2017-18 con muchos problemas, pero completó una segunda vuelta espectacular para acabar la Liga en la tercera plaza y disputar el play off. Lo apeó el Numancia en la primera eliminatoria, que sirvió de amarga despedida para Natxo. Seis meses después, y con una plantilla prácticamente igual, el equipo maño visitará Riazor el domingo en una situación crítica, en puestos de descenso, con 16 puntos y solo tres victorias en las primeras diecisiete jornadas. El Zaragoza echa de menos a Natxo tanto o más que a su delantero estrella de la pasada campaña, Borja Iglesias, que celebró 22 goles con la camiseta blanquilla para llamar la atención de muchos clubes, entre ellos el Espanyol, con el que ahora triunfa en Primera.

Sin Natxo y Borja Iglesias el Zaragoza cae en picado pese a que allí siguen casi todos los integrantes de aquella plantilla que acarició el ascenso. Solo llegaron seis fichajes este verano -Álex Muñoz, James Igbekeme, Diego Aguirre, Jeison Medina, Marc Gual y Álvaro Vázquez-, además de Carlos Nieto y Pep Biel, que subieron desde el filial. El resto son los mismos, aunque las lesiones se están cebando con futbolistas importantes, algunos claves en la etapa de Natxo, como Íñigo Eguaras, Simone Grippo, Giorgi Papunashvili o Raúl Guti, quien reapareció el pasado fin de semana frente al Córdoba (0-0). De ese último once inicial, ocho siguen del año pasado -Cristian Álvarez, Lasure, Verdasca, Delmás, Guti, Javi Ros, Pep Biel y Alberto Benito- y solo tres son incorporaciones: Álex Muñoz, Gual y el delantero Álvaro, el de la espantada al Dépor hace tres veranos y actual pichichi del Zaragoza con cuatro goles. Contra el Córdoba salió desde el banquillo Pombo, hasta ahora uno de los fijos y posiblemente el jugador blanquillo que más creció de la mano de Natxo.

Los maños vienen de otro tropiezo más en La Romareda, donde no levantan cabeza. Solo ganaron un partido liguero de los nueve que disputaron ante su público, el de la jornada inaugural frente al Rayo Majadahonda (2-1). Después, en casa solo tumbaron al Dépor en la eliminatoria de Copa del Rey (2-1). Ocho puntos como locales, los mismos que como visitantes. Pobres resultados durante toda la temporada que no han mejorado con el relevo en el banquillo. En verano el club apostó por Imanol Idiakez en busca de una línea continuista con respecto a la etapa de Natxo González. El nuevo entrenador mantuvo el rombo característico de su antecesor, con algún giro puntual hacia el 4-3-3, pero solo duró diez jornadas al frente. Después llegó Lucas Alcaraz, quien empezó también con el famoso rombo, luego cambió a un 5-3-2 y el pasado fin de semana volvió al dibujo inicial, de nuevo sin éxito. El domingo, en Riazor, buscará oxígeno en uno de los campos más difíciles de la categoría, el del Dépor de Natxo.