La estrategia le sirvió ayer al Deportivo para liquidar a un Zaragoza al que después narcotizó con la pelota. Tres acciones a balón parado inclinaron a su favor el partido para el conjunto de Natxo González, que después empleó una fórmula que se echó en falta contra el Numancia para amarrar una victoria que se le terminó escapando. No le ocurrió ayer en un encuentro que decidió con acciones dibujadas en la libreta del técnico y que de inicio dio la impresión de que se le podía atragantar más de la cuenta.

Lo hizo porque el Zaragoza ahogó desde el comienzo el funcionamiento del centro del campo deportivista, que no fue capaz de liberarse con el primer gol porque enseguida consiguieron igualar los visitantes. Fueron los peores minutos del conjunto de Natxo, sin ideas para contrarrestar la falta de fluidez en el centro del campo. No le funcionó tampoco una fórmula más vertical porque los laterales no tuvieron profundidad.

Lo pasó mal el Deportivo hasta que encontró consuelo en otra acción a balón parado. Si en el primer tanto fue Borja Valle el que se aprovechó, en posición dudosa, de un pase en corto de Pedro Sánchez cuando la defensa del Zaragoza esperaba el centro, en el segundo fue Domingos quien sacó partido a la confusión de los aragoneses para conectar un cabezazo en el área.

El partido se lo terminó de meter en el bolsillo el Deportivo desde el punto de penalti. Lo transformó Quique González, liberado después de cuatro jornadas consecutivas de sequía. Faltaba por ver el planteamiento del equipo en la segunda parte con esa ventaja en el marcador después de lo ocurrido la semana pasada contra el Numancia.

Natxo González optó entonces por defenderse a través de la pelota, lo que no había conseguido ante los sorianos. Durmió el partido a través de la posesión hasta minimizar por completo a un Zaragoza que no tuvo oportunidades para reducir la distancia en el marcador. Fueron el control y, sobre todo, las acciones de estrategia cocinadas durante la semana en la ciudad deportiva los que le permitieron al Deportivo llevarse un partido en el que no hubo demasiados alardes.