El domingo ante el Zaragoza el Deportivo necesitaba ganar y al mismo tiempo despejar las dudas que había dejado el inesperado empate contra el Numancia de una semana atrás. El equipo blanquiazul convenció en la medida en la que se impuso a un rival llamado a comienzos de temporada a pelear por el mismo objetivo, pero lo hizo sin demasiados alardes y un juego práctico que rara vez se había visto en Riazor. La fórmula era quizá la que mejor se adaptaba a las circunstancias en las que el conjunto de Natxo González afrontaba el partido y le permitió abrochar un triunfo sin sobresaltos que las acciones a balón parado le pusieron en bandeja.

La estrategia, decisiva. De la importancia que Natxo González concede a las acciones a balón parado dejan constancia las muchas horas que les dedica a lo largo de la semana durante los entrenamientos. La pizarra ya había dado sus frutos anteriormente, pero nunca como el domingo contra el Zaragoza. Los dos primeros goles llegaron en jugadas ensayadas que Pedro Sánchez ejecutó con precisión y el tercero de un penalti que apuntaló la victoria blanquizul a falta de la segunda parte.

La pelota como defensa. La semana pasada Dani Giménez y Pablo Marí lamentaron que el Deportivo había defendido demasiado atrás contra el Numancia. Su técnico les dio la razón y razonó que para adelantar líneas es necesaria la pelota. Ante el Zaragoza utilizaron esa receta y se adueñaron del balón en la segunda parte para limitar las oportunidades de los aragoneses. Los apuros que se pasaron una semana antes no se repitieron y el Deportivo disfrutó de una segundo acto plácido. El equipo recuperó así una versión más pegada a la pelota que se había diluido un poco en los últimos compromisos, en los que fueron los rivales los que alcanzaron porcentajes de posesión más elevados.

Alivio para Quique González. A pesar de que ya era el pichichi del equipo y uno de los máximos goleadores de la categoría, a Quique González empezaban a pesarle las cuatro jornadas consecutivas sin marcar. Ante el Zaragoza se le vio de nuevo espeso, con menos participación en el juego, pero encontró el alivio que necesitaba en el penalti que transformó para aumentar la ventaja deportivista en el marcador.

Borja Valle llama a la puerta. El berciano marcó por segunda jornada consecutiva y se postuló como alternativa a un ataque que hasta no hace mucho no se discutía. La recuperación de Carlos Fernández abrirá una dura competencia en la delantera blanquiazul.