Una derrota que llevaba semanas macerándose. Prueba de nivel para el Dépor en Cádiz de la que sale trasquilado. El equipo coruñés se jugaba la posibilidad de cerrar 2018 como líder y de dar un golpe encima de la mesa que sirviese para espantar las dudas a domicilio. Pues se han incrementado y justo en el parón para que las 'mentes deportivistas' cabilen más de la cuenta. El equipo andaluz, con hambre y las ideas claras, superó a un Dépor tibio y sin fútbol que se lleva un correctivo que, quizás con menos contundencia, lleva semanas mereciendo. Si quiere ascender, debe dar otro nivel lejos de A Coruña y evitar que el efecto contagio de su justo rendimiento fuera llegue a Riazor. En la segunda vuelta los rivales directos le esperarán en sus madrigueras y las dudas y las derrotas pueden acabar consumiéndole. Hasta ahora, el goteo de puntos había enmascarado una realidad que esta noche le golpea en forma de goleada. A reflexionar y a dar más nivel. La plantilla y la apuesta del Dépor no merecen excusas ni medias tintas.

LaLiga 123: Los goles del Cádiz - Deportivo (3-0)

LaLiga 123: Los goles del Cádiz - Deportivo (3-0)

Natxo, al que se le acusado de rigido en su apuesta por el rombo y el fútbol combinativo, sorprendió guardando el 4-4-2 en un cajón. Apostaba por jugar con tres centrales para liberar a Simón y Caballo para que los centrales les cubriesen las espaldas ante uno de los equipos de la categoría que mejor ataca por los flancos. Manu Vallejo, Jairo... No son pocas las amenazas gaditanas cuando el campo se ensancha, encuentran campo abierto y pueden desplegar su velocidad. El grupo coruñés comenzó el duelo timorato. No incómodo, pero sí buscando su sitio. Estaba como haciendo la horma al nuevo asiento que le había asignado su técnico y se removía un poco en la silla. El Cádiz apretaba, pero el grupo de Natxo, con más jugadores por dentro que nunca, no renunciaba a sus señas de identidad, a sacar la pelota jugada desde atrás. Y ahí comenzaron los errores, las penas.

Con el equipo local subiendo la temperatura y apostando por el vértigo, una mala entrega atrás de un desdibujado Álex Bergantiños desencadenó un error en cadena de los blanquiazules. Somma estuvo blando ante Jairo y Marí lento frente a Lekic. El balcánico ganó la batalla en el área e hizo el 1-0 justo el día que el Dépor metía a más futbolistas a defender en su área. Mal. El esquema ni le penalizó ni le hizo elevar su nivel en la primera parte, aunque sí es cierto que le invitó en muchos momentos (sobre todo antes del gol) a acularse, a meterse en el área. Y así mandaba menos, algo antinatura para un conjunto hecho para llevar el peso de los duelos.

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El Dépor sale goleado de Cádiz

Con el gol todo cambió. El Cádiz apostó por el repliegue, como más cómodo está. Y el Dépor, por fin, podía ser protagonista, la desventaja y el contexto le empujaban. No lo hizo del todo mal, con cierto orden y criterio. Pero sin mediapunta y con exceso de pivotes y jugadores interiores le faltaba desequilibrio y a veces a Borja y a un irreconocible Quique se les veía desasistidos. El berciano y Edu pudieron empatar. Les faltó efectividad. La reacción se posponía para el segundo acto.

El equipo coruñés salió con otra idea tras el descanso. Álex se quedaba en la caseta y Krohn-Dehli le sustituía, le tocaba a Vicente situarse en la zona de ancla. Nada cambió de su raquítica versión tras la lesión. Los primeros minutos del equipo fueron un espejismo. Al Dépor se le vio más dinámico, subiendo líneas, tocando a otra velocidad. No le duró la supuesta metamorfosis ni cinco minutos. El Cádiz se estiraba de vez en cuando y daba algún tímido susto, pero sólo para desperezarse porque en realidad vivía de maravilla. No tenía la pelota, pero sí ventaja en el marcador y el partido donde quería. ¿Qué más necesitaba? El 2-0. Y para eso solo tuvo que esperar unos minutos.

El encuentro pedía a gritos desequilibrio y Natxo no fue capaz de dar entrada a Fede Cartabia hasta el minuto 70 y de renunciar a un central hasta el 81 cuando ya iba dos goles por debajo. El equipo coruñés era la planicie hecha equipo. Atascado, ni medio desmarque entre sus referentes, con Diego Caballo centrando por decreto sin saber leer el juego (las suplencias de Saúl son cada día más inexplicables). Sí, el equipo tuvo sus opciones de marcar, sobre todo, en alguna escaramuza de Borja Valle y en un remate de cabeza de Domingos Duarte, que olía a 1-1. Pero esta vez al Dépor no le rescató su pegada, un gol postrero o sus buenas maneras a balón parado.

Y llegó el segundo tanto andaluz tras una mala decisión de Caballo y en un deficitario repliegue del resto de jugadores de la zona. Carrillo hizo aún más daño con el tercero. El Dépor cosechaba el castigo de una derrota para la que llevaba semanas haciendo méritos. Algo va mal desde hace tiempo en este equipo cuando cruza el puente de A Pasaxe y hoy simplemente es más patente la realidad. El deportivismo anhela que este bofetón empuje a la reflexión y acelere un cambio necesario como el respirar.