El año que hoy termina pasará a la historia del Deportivo como uno de los más amargos por el descenso consumado tras cuatro temporadas consecutivas con el equipo caminando peligrosamente sobre el alambre, pero a la vez 2018 será recordado como el año del gran cambio por la revolución liderada por el nuevo director deportivo, Carmelo del Pozo. De su mano llegó el equipo técnico encabezado por Natxo González y también 16 futbolistas que no estaban en la plantilla del descenso. Nuevos protagonistas y también una nueva manera de hacer las cosas, buscando potenciar el colectivo por encima de las individualidades para que el Dépor, de una vez por todas, dejara de ser noticia por cuestiones extradeportivas. Del Pozo reclutó "hombres, no nombres" para formar un equipo competitivo que conectó desde el primer momento con la afición blanquiazul para devolverle gran parte de la ilusión perdida. Del desastre del descenso se ha pasado a la esperanza, con el Dépor a tres puntos del liderato de Segunda y todavía con mucho margen de mejora, sobre todo a domicilio.

Enero comenzó con la salida del anterior director deportivo, Richard Barral, tras la cual el club cerró cuatro incorporaciones en el mercado invernal: Koval, Bóveda, Krohn-Dehli y la posterior de Muntari. Ninguno de ellos logró subir el nivel del equipo. Tampoco el técnico Clarence Seedorf, que llegó el 6 de febrero como una medida desesperada en busca de la reacción. No hubo milagro y el Dépor acabó perdiendo la categoría con tres jornadas de antelación. Diez días después de la derrota ante el Barça que consumó el descenso matemático, el 8 de mayo el club presentó a Carmelo del Pozo como nuevo director deportivo.

Su primera gran decisión fue elegir entrenador. Optó por Natxo González en busca de la ansiada estabilidad en el banquillo. El verano fue frenético, en primer lugar para definir qué jugadores con contrato continuarían. Nadie iba a seguir obligado. Al final se quedaron siete: Carles Gil, Mosquera, Krohn-Dehli, Bóveda, Borja Valle, Cartabia y Gerard Valentín, más Edu Expósito y Diego Caballo, que subieron desde el Fabril. Además, volvieron Álex Bergantiños y Saúl. Los demás, todos nuevos. En total, 16 incorporaciones para construir un equipo solvente sobre todo en Riazor. Esa gran fiabilidad en casa permitió al Dépor llegar a la última jornada del año, la visita a Cádiz, con la posibilidad de situarse líder en caso de victoria, pero en el Carranza encajó su segunda derrota de la temporada. Despide 2018 cuarto en la tabla, a tres puntos del primero, el Granada, y metido de lleno en la pelea por el objetivo final del ascenso directo.