Alcanzado el ecuador del campeonato, el Deportivo se ha sumido en su momento más delicado de la temporada. El bache del equipo de Natxo González ya es algo más que un bajón de juego pasajero tras tres jornadas consecutivas sin ganar. Después de la derrota del sábado en Mallorca, de los últimos seis partidos solo ha conseguido ganar uno. Ni marca ni juega, porque el conjunto blanquiazul se ha vuelto previsible y ha ido dejando por el camino todas esas virtudes que en el primer tramo de la competición le convirtieron en el equipo más atractivo de la categoría. En Son Moix volvió a mostrar un juego plano y sin ideas, carente de alternativas en una propuesta que se ha ido volviendo fácil de contrarrestar por los rivales.

Una sequía preocupante. El Deportivo encadenó el sábado su tercer partido sin marcar después de quedarse a cero por primera en su estadio la semana pasada frente al Lugo. La ausencia de goles es lo más llamativo de los problemas que atraviesa el equipo porque hasta no hace mucho se había distinguido como el más anotador de la categoría. Este bajón coincide con la baja de Carlos Fernández y el mal momento de forma de un Quique González peleado con la portería. El sábado en Mallorca volvió a ser titular, pero una vez más se mostró errático. Falló controles y se le escaparon balones sencillos que agravaron su frustración. Los males del equipo, sin embargo, van más allá de la falta de puntería que evidenció en las últimas jornadas. En Son Moix volvió a ser un conjunto espeso y sin alternativas para superar a un rival que se sabía al dedillo la propuesta de Natxo.

Los rivales, con la lección aprendida. El esquema deportivista ya no sorprende, el resto de equipos de la categoría se han adaptado a él sin que el Deportivo haya sido capaz de explorar otras vías. La del contragolpe que funcionó contra Oviedo o Elche no es efectiva ante rivales que, como el Lugo la semana pasada o el Mallorca el sábado, concentran dos líneas muy juntas por delante de su área. Ahí es donde se atasca el conjunto de Natxo, incapaz de ser profundo con los laterales y sin un elemento desequilibrante por el centro que le permita crear superioridades. Los jugadores blanquiazules manejan el balón, pero sin verticalidad y sin mirar hacia la portería contraria, como lamentó el sábado Dani Giménez.

Los jugadores, sumidos en dudas. A la falta de resultados se suman las lagunas del juego en un momento decisivo de la temporada. El Deportivo ya no es ese conjunto dominador porque varios de sus jugadores más determinantes han perdido peso en las alineaciones. Al mal momento de Quique se une el de Vicente Gómez, capital en el funcionamiento del centro del campo en el primer tramo de la temporada. En el ecuador del curso, mermado después de una lesión, ha perdido el mando y el criterio. Solo Edu Expósito había aportado algo de luz en esa posición en los últimos partidos, pero Natxo decidió prescindir de él ante el Mallorca en su decisión más inesperada. Al desconcierto general en Son Moix quizá colaborase la lesión de última hora de Carlos Fernández, en principio llamado a acompañar a Quique y Borja en la delantera para explorar una variante en el esquema. Esa opción era la que había ensayado el técnico durante la semana, pero habrá que esperar para poder verla.

Paso atrás en la clasificación que se puede corregir el domingo. La racha que encadena el equipo le ha hecho distanciarse tres puntos de los puestos de ascenso directo. Ahora es cuarto (a tres también del tercero), pero la zona alta de la clasificación se mantiene igualada. El equipo deportivista tendrá el domingo ante el Albacete la oportunidad de reengancharse a las posiciones de privilegio.