Desde el principio pintó bien el nuevo dibujo del Dépor con el que Natxo González iluminó la creatividad de un equipo oscuro y previsible en las anteriores jornadasDéporNatxo González. Por primera vez jugó con extremos para ganar amplitud con Fede Cartabia y Borja Valle bien abiertos, ambos decisivos por sus goles y su capacidad de desequilibrio. La novedosa apuesta del técnico subió las prestaciones de los de arriba, pero también de centrocampistas como Edu Expósito y Vicente Gómez, mucho más suelto y participativo con este sistema. Le sentó bien a él y a todo el equipo, claramente superior al Albacete de principio a fin, con ocasiones suficientes como para dejar el encuentro sentenciado antes del descanso. Partido redondo del Deportivo, de verdadero mérito, por el momento y también por el rival, que llevaba doce jornadas sin perder y solo había sufrido dos derrotas. La de ayer fue la tercera, tantas como lleva el equipo coruñés, enganchado de lleno a la pelea por las dos primeras plazas.

Venía el Dépor de tres partidos y medio largos sin marcar. Mucho tiempo sin ver puerta, demasiado para un aspirante al ascenso directo. 316 minutos de sequía que se ampliaron hasta los 335. Fue en el 19 de la primera parte cuando Cartabia paró el cronómetro con un soberbio lanzamiento de falta desde la frontal del área. No fue el primer intento del Dépor, que antes generó varias llegadas lo suficientemente buenas como para anotar, la más clara de Borja Valle.

El berciano destacó apareciendo de fuera hacia dentro, igual que Fede. El argentino dio sensación de peligro cada vez que entró en juego, como si pudiera pasar algo diferente cuando él contactaba con el balónFede. Al pie y al espacio, siempre quiso la pelota, unas veces para dar continuidad al juego y otras para desequilibrar en el uno contra uno. Es uno de los pocos que pueden hacerlo en este Dépor y quizá el más dotado de la categoría. También Quique puede marcar diferencias, aunque está muy lejos de ser el futbolista que convertía en gol casi todo lo que tocaba en el primer tercio de campeonato. Intachable en el esfuerzo, pero impreciso y ansioso, como queriendo soltar de golpe esa pesada mochila de su falta de puntería en los últimos dos meses. En el minuto 31 falló la más clara para el 2-0, cuando se enredó en boca de gol y no supo empujar una perfecta asistencia de Vicente.

Fue una de las muchas ocasiones que desperdició el Dépor para dejar el triunfo encarrilado en la primera parte ante un Albacete empequeñecido por el aplastante dominio local. El equipo coruñés tuvo la posesión pero no para amasar el balón de forma estéril, como en las últimas jornadas, sino para cargar de forma decidida contra la portería rival con amplitud y profundidad, la que le dieron no solo los extremos sino también los laterales. El Deportivo llegó arriba con mucha gente a posiciones de remate. Incluso Álex Bergantiños se plantó en el área para disparar al larguero justo antes del descanso. El Albacete, muy pobre, culminó su única opción de gol con un lanzamiento de Bela a las nubes. Escaso bagaje ofensivo para una escuadra que suele ser muy atrevida, pero que ayer no tuvo más remedio que atrincherarse para contener el chaparrón ofensivo del Dépor. Tal y como había transcurrido la primera parte, el 1-0 casi era lo mejor para los manchegos. Por lo menos, se marcharon a la caseta con una mínima desventaja en el marcador y, por lo tanto, con las esperanzas intactas de poder arañar algo tras la reanudación.

Luis Miguel Ramis cambió el plan para los segundos 45 minutos y el Albacete buscó al Dépor un poco más arriba, sin descuidarse atrás, pero sí con otra intención. Le sirvió para sacudirse algo el dominio y empezar a estirarse, aunque prácticamente sin peligro para la portería de Dani Giménez. Más y mejor atacó el equipo coruñés, que acarició el gol con tres llegadas claras previas al 2-0. Las culminaron Caballo, Borja Valle y Vicente, a quien solo le faltó marcar para redondear un actuación destacada, al nivel de las que completó antes de su lesión.

El Deportivo mandaba, aunque sin tanto control como en la primera parte. Le faltaba un segundo gol con el que espantar definitivamente las dudas que pudiera haber por la mala racha de juego y resultados que acompañaba al equipo desde el mes de diciembre. Y lo buscó hasta cazarlo. No se conformó con defender su ventaja. Quiso más hasta encontrar en el 68 el premio del 2-0, tras una gran acción personal de Borja Valle que culminó él mismo con un disparo potente y cruzado. Quinto tanto del berciano para seguir ampliando su lista de méritos.

Tras el 2-0 se siguió jugando a lo que quiso el Deportivo, que acabó gustándose y convirtiendo la recta final en un rondo al que se sumaron Christian Santos y Carlos Fernández. A Didier Moreno no le dio tiempo porque sus compañeros alargaron la última posesión para marear al Albacete, impotente, a base de triangulaciones. No necesitaban más, simplemente que el árbitro pitara el final para embolsarse tres puntos revitalizantes, más incluso por la imagen que por el resultado.

Una victoria necesaria también para la afición, que se marchó del estadio convencida de que el ascenso directo es posible a poco que el Dépor mejore sus prestaciones como visitante. Fiesta en Riazor por la rotunda superioridad del equipo blanquiazul, muy cómodo con balón y con muchísima amplitud y profundidad con el nuevo sistema. Pudo golear y acabó marcando dos. Suficientes para despegar y espantar las dudas.