El Deportivo llegará mañana a Gijón para mejorar su imagen en los partidos como visitante durante esta temporada, pero también para cambiar la trayectoria que mantiene en sus visitas al Sporting en Segunda División, categoría en la que solo ganó tres veces a los locales, empató otras tres y perdió en doce de sus desplazamientos. De hecho la última victoria en la categoría de plaza se remonta a la temporada 1961-62, cuando se impuso 2-4. Más positivo es el balance en Primera, donde puntuó en doce la las 19 visitas. La última fue en la temporada 2016-17, partido que acabó con victoria por la mínima (0-1) que abocó a los locales al descenso y permitía a los coruñeses mantener viva la llama de la permanencia, que acabaría alcanzando. Un triunfo que reafirmó que los deportivistas son más fiables en El Molinón cuando llegan en la máxima categoría.

Llevan los deportivistas casi cuatro meses sin ganar lejos de Riazor en el curso actual, desde el 30 de septiembre que se impusieron en su visita al Nàstic de Tarragona (1-3) en la séptima jornada; un mes antes habían conseguido el primer triunfo como visitantes en Almendralejo frente al Extremadura (0-1). Desde entonces, desde septiembre, los jugadores que entrena Natxo González cosecharon cuatro empates y dos derrotas. Por eso el partido del domingo cobra una trascendencia especial, porque además supone la primera salida tras la victoria contra el Albacete. Un choque que supuso romper una racha de tres encuentros consecutivos sin ganar y, además, sin marcar.

También se trata de responder al más del millar de seguidores blanquiazules que acompañarán al equipo en las gradas del recinto gijonés, y no hay mejor forma de hacerlo que reeditar aquel último triunfo en Segunda en febrero de 1962. Un partido en el que se adelantó el Deportivo, que los locales remontaron, y en el que los coruñeses tuvieron que ir contracorriente para acabar imponiéndose por dos goles (2-4). Amancio (2), Bellón y Veloso anotaron para los blanquiazules; en tanto que Chapela y Ansuriz I lo hicieron para los locales.

En aquella temporada Amancio se proclamó Pichichi de Segunda División, con 25 goles, seguido, precisamente, del sportinguista Chapela, con 23. El Deportivo fue campeón de grupo y ascendió a Primera y el goleador fichó por el Madrid al finalizar esa temporada. Chapela (Juan María Aldalur Lasa) acabaría vistiendo la camiseta blanquiazul tras previo paso por Osasuna, Granada y Racing de Santander. Llegó al Deportivo en la campaña 1965-66, equipo en el que completó tres temporadas y en el que llegó a coincidir con su hermano Juan Ramón (Chapela II), que llegó con 19 años en el curso 1966-67, y posteriormente integrante del cuerpo técnico del club coruñés en la década de los setenta.

Era el Deportivo un equipo ascensor, que subía un año y bajaba al siguiente, o bajaba y subía al siguiente. Esa temporada lo hizo con solvencia, mientras que el Sporting se salvó de disputar la promoción por no descender a Tercera por el golaverage favorable con el Indautxu. Desde aquel curso, 1961-62, el Deportivo no volvió a ganar en El Molinón como equipo de Segunda División. En las cinco siguientes visitas en la categoría de plata solo cosechó dos empates.

Mucho mejor son los resultados del cuadro blanquiazul cada vez que acudió a El Molinón en Primera División, pues en la elite el cuadro coruñés puntuó en doce de las diecinueve visitas que realizó. Diecinueve partidos en los que logró seis victorias y otros tantos empates. De hecho, en el último partido en el feudo gijonés, el equipo deportivista se anotó el triunfo con el solitario gol de Pedro Mosquera. Una victoria que hundió a los sportinguistas en Segunda y permitió a los deportivistas dar un paso adelante para la salvación, que acabaría conquistando. Pero en Segunda... en la categoría de plata los números dicen otra cosa. En 18 visitas, los blanquiazules solo puntuaron en seis (tres triunfos y tres empates) y mañana el partido es en Segunda División.