Ganar fuera de casa empieza a ser costumbre para el Deportivo, que de tardar cuatro meses en volver a vencer a domicilio ha pasado a encadenar dos triunfos seguidos en campos tan difíciles como El Molinón y Los CármenesEl MolinónLos Cármenes. No fue capaz de marcar un segundo gol y acabó sufriendo mucho para defender hasta el final el tanto anotado por Quique González al inicio de la segunda mitad. De la nada se lo encontró el pucelano, tras un error grosero del conjunto nazarí. Un auténtico regalo que el pichichi blanquiazul facturó con un duro disparo con el que se sacudió toda la ansiedad acumulada por su gafe de cara a puerta en los últimos meses. Su undécima diana de la temporada bastó para dar un gran paso adelante justo en el momento de la temporada en el que los de arriba más aprietan.

Las victorias de Osasuna y Albacete obligaban al Dépor a sumar en Granada para no distanciarse demasiado de la cabeza. Prohibido perder en el campo de un rival directo, que tuvo bastantes problemas para sacudirse la presión adelantada que el equipo coruñés plantó desde el inicio. Mosquera, la principal novedad en la alineación debido a las bajas en el centro del campo, ayudó a asfixiar a los andaluces con mucho derroche físico, igual que Edu Expósito. El catalán es el mejor con el balón, pero además aporta muchas más cosas. Entre ellas, trabajo y recorrido para aparecer en los dos campos tanto en la fase ofensiva como en la defensiva. Un centrocampista total sobre el que gira este Dépor menos vistoso que el del primer tercio de la temporada, pero muy práctico y competitivo.

Dominó el Granada en una primera parte en la que dispuso de ocasiones lo suficientemente claras como para irse al descanso con ventaja. Montoro fue el primero en intentarlo con un disparo lejano y poco después Ramos obligó a Dani Giménez a desviar su cabezazo a córner, tras el cual Martínez remató al larguero. Fue la más clara de los andaluces, que antes del intermedio volvieron a finalizar jugadas por mediación de Vadillo y Ramos. Muchas llegadas locales y pocas visitantes, muy contadas, sobre todo las que protagonizaron Borja Valle y Fede Cartabia cuando fueron capaces de asociarse con Expósito. Quique era una isla rodeada de defensas del Granada. Nadie fue capaz de conectar con él en una primera mitad bastante discreta de los blanquiazules. Tal y como estaba transcurriendo el encuentro, el 0-0 era un premio para el Deportivo, con mucho margen de mejora de cara a la segunda mitad.

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Granada 0 - 1 Deportivo

Tras la reanudación el guion dio un giro inesperado por el grave error de Martínez en su despeje. Era una acción sin ningún peligro para el Granada pero el golpeo del defensa dio en el cuerpo de Cartabia y se convirtió en una perfecta asistencia para Quique, que no perdonó solo ante el portero (m.49). Lo celebró con rabia el pucelano, que se quitaba un peso de encima después de haber marcado solo una diana, de penalti frente al Zaragoza, en las anteriores once jornadas. Un tesoro para él reencontrarse con el gol, igual que para el Dépor los tres puntos de ayer, muy sufridos hasta el final por su incapacidad para matar el encuentro con un segundo tanto. Y eso que el equipo coruñés supo triangular con rapidez y precisión en los minutos posteriores al 0-1. Verse en desventaja de esa forma fue un golpe duro para el Granada, momentáneamente grogui, con muchos problemas para armar fútbol en campo contrario.

Mejor combinó el Deportivo en esa fase, con Cartabia y Valle recuperando protagonismo en busca de un segundo tanto que no llegó. Los andaluces tardaron en levantarse, pero volvieron al partido a tiempo para obligar a los blanquiazules a recular. Lo lograron sin excesiva fluidez en su juego, a base de intensidad. Colgaron balones desde los dos costados y también generaron bastantes saques de esquina para convertir la recta final en una auténtica agonía para el Dépor.

La tortura de los diez minutos finales comenzó con el susto del gol bien anulado a Puertas. Su remate con la mano no lo vio Pizarro Gómez, pero sí su asistente. El partido se calentó con muchas protestas e interrupciones constantes, ese tipo de cosas del otro fútbol que hasta hace poco el Dépor no sabía manejar, pero que últimamente domina cada vez mejor.

Faltas tácticas, contundencia en las disputas... No se achicaron los blanquiazules, competitivos hasta el final y con mucha capacidad de sufrimiento. Defendieron cada ataque del Granada con uñas y dientes, incluido Dani Giménez, de nuevo decisivo, esta vez evitando el empate con una grandísima parada para rechazar el tiro a la media vuelta de Rodri. Fue la última del Granada, que acabó con uno más tras la rigurosa expulsión de Nahuel.

Aguantó en pie el Deportivo para embolsarse los tres puntos y dar otro golpe sobre la mesa fuera de casa. No es una victoria cualquiera. Sirve para adelantar en la tabla a un rival directo como el Granada y también para ganarle el golaverage particular. Tres puntos de oro para reforzar clasificatoria y mentalmente al Dépor justo cuando llega el momento de la verdad en esta Segunda División tan igualada.