A Pablo López (A Coruña, 1977) le tocará madrugar mañana para viajar por quinta vez en los últimos meses a África, un continente familiar para él desde que en agosto del año pasado Clarence Seedorf lo reclutó para el cuerpo técnico de la selección de Camerún. Fue el holandés el que lo promocionó desde el banquillo del juvenil B del Deportivo para dar el salto al primer equipo como analista táctico, con licencia de segundo entrenador. No pudieron salvar a un Dépor moribundoDépor y ahora, a 5.000 kilómetros de Riazor, luchan por otro objetivo muy diferente: la clasificación para la fase final de la Copa África 2019 que se disputará en junio.

Camerún llega apurado a la última jornada de la fase de grupos. Para sellar el billete a Egipto no puede fallar contra las islas Comoras el sábado de la próxima semana (16.00 horas) en el estadio Ahmadou Ahidjo de Yaundé. Como mínimo, debe empatar. Todo o nada en 90 minutos. Una auténtica final para Pablo López, que no se fía de un rival en teoría muy modesto e inferior, pero que tiene a tiro la oportunidad de hacer historia y meterse en la fase final ganando en Yaundé: "Es un partido complicado. Islas Comoras es una selección interesante, con dos o tres futbolistas con nivel incluso para equipos de la Primera División española, lo que pasa es que no son tan conocidos".

Camerún, en cambio, cuenta con jugadores de talla mundial, pero con el hándicap de estar repartidos en muchas ligas diferentes. "De los once titulares en nuestra primera convocatoria, diez juegan en países distintos: Portugal, Italia, Francia, España, Inglaterra, China, Rusia, Rumanía, Grecia y Escocia. El mayor problema que tienen las selecciones de África es que son muy complicadas a nivel de conjunción de jugadores", argumenta López. Ya no están Roger Milla ni Samuel Eto'o, pero sí talentos de grandes clubes europeos como Onana (Ajax), Choupo Moting (PSG) y Zambo Anguissa (Fulham), los tres en la lista de 23 hecha pública ayer, o Aboubakar (Oporto), actualmente lesionado.

Son estrellas que atraen la mayoría de los focos, orientados también hacia un banquillo rutilante no solo por el glamour del seleccionador Seedorf, sino también por el de su compatriota y ayudante Patrick Kluivert, otro histórico. "Es gente muy cercana que siempre intenta facilitarte las cosas. Lo mejor y lo más importante es que respetan y valoran mi trabajo. Confían en lo que les digo. Les comunico cosas, se paran a pensarlas, las discutimos y eso quiere decir que valoran lo que hago", recalca Pablo López.

Regresa a Camerún tras haber visitado con la selección otros cuatro países africanos: Kenia, Malawi, Marruecos y las islas Comoras: "Es un continente espectacular por la naturaleza, la vegetación, el clima y los paisajes increíbles. El problema es la necesidad que se ve allí por la pobreza y las deficientes infraestructuras. En Kenia, por ejemplo, las carreteras son de tierra, con badenes para limitar la velocidad. Ves a cuatro personas subidas a una moto sin casco, a nueve en un taxi... Impresionante". La preparación de cada viaje lleva su tiempo porque "empiezas a estar en África antes de ir", con las vacunas contra la fiebre amarilla, la fiebre tifoidea, la hepatitis y el malarone, un medicamento para prevenir la malaria. "Tienes que tomar una pastilla siempre a la misma hora un día antes de irte, todos los días que estás allí y luego durante una semana después de regresar, así que África vuelve contigo", bromea el coruñés.

En su maleta, imprescindibles, su cámara y su ordenador con el Adestrapp, el sistema de captación, transmisión y análisis en tiempo real desarrollado por Balidea que permite hacer correcciones y ajustes tácticos durante los partidos. "Es como un VAR pero a nivel táctico", resume. Usó esa herramienta durante su etapa en el Dépor y ahora la emplea con Camerún, tanto en los entrenamientos como en los encuentros: "En la selección mis funciones son muy similares. Hago de ayudante técnico de campo. Pongo la cámara a grabar durante las sesiones y yo estoy en el campo. Me dan mucha confianza para que pueda dirigirme a los jugadores, corregirles alguna cosa, animarles y darles feedback. Luego también me encargo del análisis previo al partido, de los futbolistas propios y de los rivales, y también del informe post-partido. Hago un seguimiento de nuestros jugadores, de los contrarios y de la manera de jugar del rival. Con todo eso elaboro un análisis escrito, de vídeo y estadístico".

Camerún afronta una situación inesperada al cierre de una fase de clasificación atípica porque inicialmente iba a albergar la Copa África 2019 y, por lo tanto, tenía garantizada una plaza como selección anfitriona. Todo cambió hace tres meses, cuando la CAF (Confederación Africana de Fútbol) decidió cambiar la sede de Camerún por Egipto "debido a problemas de organización, infraestructuras que no estaban creadas e inestabilidad política". "De pronto pasas de estar clasificado a no estarlo, y a depender de un partido", explica el técnico coruñés, convencido del ambientazo que se vivirá el sábado que viene en Yaundé, donde los leones indomables afrontarán el encuentro definitivo con el apoyo de unos 50.000 espectadores: "La gente está con muchas ganas y anima a tope. Camerún es una selección muy seguida".

Le encantaría regresar algún día al Deportivo pero, de momento, disfruta a tope de esta "gran experiencia" que es trabajar para una selección tan laureada. "Claro que me gustaría volver a la que considero mi casa. Es normal que con los cambios que hubo este año se decidiesen por otras personas. Hay que salir fuera de tu zona de confort para aprender, para mejorar y también para que se te valore más. A veces siempre vemos lo de fuera mejor que lo de casa, entonces hay que salir para que te valoren más en cuanto a experiencia. Es distinto el Pablo López de antes que el de ahora. Era entrenador de categoría nacional en Tercera con As Pontes y luego estuve dos años en el juvenil B del Dépor, pero ahora ya tengo experiencia en un banquillo de Primera División y en una selección como Camerún".