Que si la cabeza no va, que si oxigenarse en el parón, que si las bajas, que si recuperar el fútbol... El Dépor demostró una semana más que ahora mismo es un equipo sin rumbo para el que peligra incluso el play off de ascenso. Sigue mirando a los dos primeras plazas y tiene equipo para pelear por esa situación privilegiada, pero ahora mismo es un grupo consumido, sin brújula y en una profunda involución de la que Natxo, paralizado, no parece capaz de poder rescatarle. El Almería fue mejor, mucho mejor. Le dio un repaso en muchos sentidos y solo su falta de puntería le llevó a no ganar con comodidad. Corpas tendrá pesadillas con esta noche, podía incluso haberse llevado el balón a casa. La recta final de la Liga puede convertirse en un infierno para los coruñeses.

LaLiga 123: El resumen del Deportivo - Almería

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Tan obsesionado estaba Natxo en el inicio del duelo por recomponer a su vestuario, por responder a la exigencia que iba suponer enfrentarse al Almería, uno de los equipos más en forma de la categoría, que acabó empujando a su grupo a jugar a lo que querían los andaluces. Ida y vuelta, ritmo, físico... El grupo de Fran Fernández fue un vendaval en esos primeros minutos. El bloque blanquiazul, superado y mal colocado, no sabía ni por donde le venía el aire. El disparo de Corpas en el minuto dos al palo retumbó en todo Riazor y movió los cimientos del proyecto. Otro temblor, otro susto. Lo mejor era seguir vivo.

El Dépor, con un Didier Moreno que se tenía que multiplicar en las recuperaciones, consiguió contener la avalancha a partir del minuto diez. Eso sí, jugó al fútbol menos que nunca. Con Mosquera en la grada y Vicente en esa eterna intermitencia, el equipo coruñés sucumbía ante la exhuberancia y la claridad en el juego de los rojiblancos. No tocaba, no masticaba las jugadas, decidía mal. Pablo Marí estuvo a punto de hacer el 1-0 de cabeza y hubo alguna cabalgada destacable de David Simón, pero los mejores destellos, las mejores oportunidades en ese tramo fueron de los visitantes. El Almería encontró dos autopistas: una por la derecha que apuraba Luis Rioja y otra tras los pivotes en la que fantaseaba y era punzante Juan Carlos. Por momentos, daba la impresión de que el grupo de Natxo no podía estar peor posicionado sobre el terreno de juego. La pinta no era mala, era muy mala. Los últimos minutos supusieron otro pico en el ataque del Almería. Juan Carlos estuvo a punto de hacer lo que Riazor temía: marcar con uno de sus disparos lejanos. Dani Giménez estaba ahí, como siempre. Es de lo poco rescatable de un Dépor que semana a semana, lejos de encontrarse o coger aire, parece más perdido, más ahogado. A esas alturas el 0-0 era el mejor trofeo.

Si algún deportivista esperaba algún cambio en su equipo tras pasar por los vestuarios, tendrá que seguir esperando. Los primeros minutos fueron un calco de lo ocurrido en el inicio del duelo. El Almería jugaba a lo que quería, entraba por donde le daba la gana. Esta vez no tuvo una gran ocasión, ese balón al palo. Nada cambiaba, el Dépor estaba sin respuesta. Esa segunda pájara duró un poco más, cerca de un cuarto de hora. Llegada la hora de duelo, el Dépor tocó de nuevo la puerta para entrar al terreno de juego. Lo hizo hasta con miedo, sin convicción, la que le da no tener nada de fútbol, ninguna confianza en lo que hace, en lo que le pide su entrenador. Aun así, empujó más por inercia, por algo de corazón que por maneras y patrón de juego. Así, llegó la ocasión de Pedro Sánchez tras tres remates en el área. Pero no le tocó hoy la lotería al equipo coruñés, aunque por momentos parecía que iba a ser su día de tantas ocasiones claras que fallaba el Almería. Ni eso.

Llueve o truene Natxo no falló a su cita con los cambios en torno al minuto 67. Da igual lo que ocurra, él es fiel. El entrenador vasco fue de nuevo esta noche un técnico inocuo, sin control sobre su equipo: ni por plan ni por cambios ni por mensaje. A la deriva y solos. Todo, mientras Corpas se hartaba de fallar ocasiones. Cada saque de esquina del Dépor era una oportunidad para el Almería. La figura de Dani Giménez crecía a cada paso. Uno de los pocos que fue ovacionado por la grada. Solo Didier Moreno le pelea ser hoy el mejor de los coruñeses. El resto del equipo es una sombra de lo que se supone que es. Riazor está bastante harto e incómodo con esta situación. Es paciente, pero intuye el final de esta película y no le gusta.

Los últimos minutos depararon un Almería hasta cierto punto conformista, pero abierto a correr en las contras, y un Dépor más parecido a un cubo de rubik que a un equipo después del último doble cambio de su técnico. David Simón se estrenaba como 3 y Pedro Sánchez como 2. A pesar de todo y de lo que le tiraba el traje, el Dépor lo intentó animado por el desequilibrio de Nahuel, por la paciencia con balón de Vítor y por todo lo que había fallado el Almería. Domingos pudo ser el héroe, falló en el descuento. No merecía ganar el Dépor, debería dar gracias por el punto.