Jagoba Arrasate, entrenador de Osasuna, dejó una frase demoledora después de la derrota de su equipo en Riazor allá en el mes de noviembre. "La pregunta no es si el Deportivo va a ascender; la pregunta es cuándo". Cierto es. ¿Cuándo? ¿Esta temporada? ¿La próxima? Porque el cuadro que dirige Natxo González está empeñado en no aprovechar los errores de los adversarios. Ayer sumó el sexto empate en las últimas once jornadas y solo fue capaz de limar un punto al Granada, que es segundo en la clasificación. El dato positivo es que los blanquiazules siguen con una trayectoria positiva a domicilio desde que se inició la segunda vuelta con dos triunfos y dos igualadas, sin contar la del Reus, pues esos tres puntos tarde o temprano suben al casillero de los veintiún equipos de la categoría.

Con el punto de ayer, el conjunto blanquiazul se mantiene en la quinta plaza a uno del Málaga y a tres del Albacete (ambos empataron en sus respectivos campos), pero con un detalle que conviene tener en cuenta, que los malagueños todavía tienen que incorporar los tres que le corresponden por su partido con el desaparecido equipo tarraconense. Osasuna también está en la misma situación. El inicio de la segunda parte del campeonato dejó la victoria del Deportivo en los campos del Sporting y del Málaga, además del empate en Granada.

Sin embargo, esos buenos resultados quedaron sin refrendar cuando el equipo juega ante su parroquia, donde solo ganó uno de los seis encuentros de esta segunda vuelta. No solo eso; perdió otro. En conclusión, de 18 puntos posibles solo fue capaz de sumar seis. Un escaso bagaje para un equipo que tiene como prioridad el ascenso. Ayer tuvo oportunidades para ganar, pero también pudo caer ante el Oviedo, porque en fútbol cuando no eres capaz de decidir siempre le das una opción al adversario de que acabe contigo. Un punto más, y sigue al acecho, pero son ya demasiadas las oportunidades perdidas.