Otro Dépor es posible. Más valiente, con más intención y personalidad. Durante media hora lo demostró en El Sadar, donde se adelantó pronto para luego diluirse tras los dos goles de Rubén García. No hubo reacción coruñesa. Ni siquiera arreón final en una segunda parte mala del conjunto blanquiazul, víctima de la ansiedad por tener que sumar sí o sí. Le faltó temple, pero sobre todo fútbol. Sigue sin ser un equipo de verdad en el que, para colmo, no aflora ninguna de las individualidades que se le presuponen a la, según Arrasate, mejor plantilla de Segunda. Sin gente muy importante como Carlos Fernández o Fede Cartabia, pero con mimbres suficientes para hacerlo mejor. Mucho mejor. Del espejismo inicial por el efecto Martí, reflejado en el marcador con el tempranero gol de Quique, se pasó a la impotencia final por no encontrar el camino hacia la portería contraria. Nueva derrota, y a rezar para no caer ya del play off.

Osasuna no necesitó hacer nada del otro mundo para ganar. Supo recomponerse tras el 0-1 y respondió de inmediato con dos goles evitables, el primero por el error de Domingos y el segundo por la falta al borde del área regalada por Marí. Tras el descanso, la nada. Los navarros tuvieron el control total ante un Dépor sin recursos ni ideas para generar situaciones de gol. Otra semana sin sumar para el equipo blanquiazul, que entierra definitivamente el sueño del ascenso directo y hace peligrar, bastante, la vía del play off para volver a Primera.

Otro desenlace fatal después de un arranque esperanzador del Dépor. Salió a por el partido en Pamplona, dispuesto a mandar pese a la dificultad extrema de jugar en El Sadar, donde Osasuna buscaba su decimotercera victoria consecutiva en su estadio. Casi nada. Una estadística brutal que no achicó al Deportivo de salida, con hambre desde el pitido inicial. Apenas diez segundos tardó Christian Santos en firmar el primer disparo a puerta, un zapatazo durísimo que obligó a Rubén a reaccionar con una parada salvadora para evitar el 0-1 a las primeras de cambio. El venezolano, hipermotivado, fue una de las cuatro novedades que José Luis Martí introdujo en su primera alineación con respecto al once del desastre ante el Rayo MajadahondaJosé Luis MartíRayo Majadahonda. El nuevo entrenador no hizo ninguna revolución en el equipo titular. Solo cuatro novedades: Christian, Pedro Sánchez, Mosquera y Álex, que volvía tras sanción. Los demás, los mismos de la anterior jornada para componer un novedoso 4-4-2, con un rol sorprendente, el de Edu Expósito caído a la banda izquierda.

Cambio de dibujo y, sobre todo, de intención para tratar de darle guerra a Osasuna en esa primera media hora notable del equipo coruñés. Se atrevió a hacer más cosas que de costumbre, por ejemplo triangular con rapidez en campo contrario y presionar arriba con el claro objetivo de robar la pelota lo antes posible y cuanto más cerca de la portería rojilla, mejor. Buenos propósitos y mucha intensidad, que tuvieron su recompensa en el minuto diez tras una buena acción combinativa culminada con la asistencia de Álex y el remate de Quique. El pichichi no perdonó ante su exequipo y batió a Rubén Martínez por bajo para poner al Dépor con ventaja. Quedaba un mundo por delante y el horizonte se empezó a oscurecer de inmediato, solo cuatro minutos después, con un gol que nació de la nada. Domingos midió mal y se comió un balonazo que Rubén García transformó en el tanto del empate.

El partido se igualó en el marcador y también sobre el césped, con los dos equipos tratando de llevar la iniciativa para buscar un segundo tanto. Álex destacó en esa fase con mucha presencia en los dos campos, bien escoltado por Mosquera, el encargado de iniciar las transiciones ofensivas. Mucho menos apareció Edu Expósito, fuera de sitio en el costado izquierdo. Desaparecido, lo mismo que Pedro Sánchez en la derecha. Tampoco ayudaron los laterales Bóveda y Caballo a ganar amplitud y profundidad, así que nadie en el Dépor fue capaz de desequilibrar desde las bandas. Osasuna no se impacientó y esperó su momento para dar un nuevo golpe. Llegó a balón parado, con el golazo de Rubén García, el segundo en su cuenta (m.31).

Tras el descanso el Dépor apenas fue capaz de armar fútbol y generar peligro. Y eso que Aridane, primero, y Rubén Martínez, después, colaboraron con un par de pifias sin consecuencias para el marcador. De más a menos fue el equipo coruñés, peor incluso tras los cambios. Impotente. Sin reacción. Media hora duró el efecto Martí. Muy poco. Insuficiente para aspirar a sumar en Pamplona, donde ya se preparan para celebrar un ascenso.