José Luis Martí afirmó el lunes pasado en su presentación que ante Osasuna debía notarse ya su influencia en el equipo a pesar de que tan solo tendría cuatro entrenamientos antes de su estreno en el banquillo. La mano del nuevo entrenador se dejó notar en Pamplona, aunque de manera efímera. El 'efecto Martí' fue efervescente, con un arranque prometedor que perdió fuerza conforme pasaron los minutos en el El Sadar. En cuanto el Deportivo perdió la ventaja inicial que le proporcionó Quique, afloró el conjunto plano y previsible que definió la última etapa de Natxo González al frente.

El Dépor de Martí, solo un esbozo. El nuevo técnico blanquiazul había advertido que su idea de juego pasaba por un equipo "valiente" basado en la presión adelantada, aunque sin renunciar al manejo de la pelota por la configuración de la plantilla. Esa filosofía se pudo ver en la primera media hora de partido, hasta que Osasuna remontó el tanto inicial de Quique. Hasta entonces el Deportivo se mostró como un conjunto con recursos, con capacidad para mover el balón y desgastar al rival. Fue a raíz del segundo tanto rojillo cuando afloraron las debilidades ya conocidas.

Problemas recurrentes. Por debajo en el marcador, el equipo se volvió a mostrar incapaz. Martí lo achacó a la "ansiedad" por verse por debajo en el marcador. Aparecieron las prisas y el deseo de alcanzar la portería contraria por la vía rápida que caracterizó a los blanquiazules durante los últimos partidos de Natxo González en el banquillo. Apenas sufrió Osasuna para contrarrestar a un Deportivo incapaz de crear peligro en ataques estáticos y sin desequilibrio a pesar de que el técnico recurrió a Borja Valle y Matías Nahuel para tener más profundidad y verticalidad.

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El Dépor vuelve al trabajo tras perder ante Osasuna

Señales de alarma en la defensa. Al Rayo Majadahonda le bastaron hace una semana dos lanzamientos en largo para sorprender a la defensa y asaltar Riazor. En Pamplona volvió a suceder en el primer tanto: un pase a la espalda de Domingos dejó a Rubén García solo ante Dani Giménez para empatar. La jugada volvió a retratar al central portugués, que ha perdido jerarquía a medida que decaía el rendimiento de todo el equipo.

'Quiquedependencia'. Lo mejor del sábado para el Deportivo fue confirmar que Quique González ha recuperado su mejor versión. Ya lo esbozó en Oviedo, donde completó uno de sus mejores partidos de la segunda vuelta, y lo refrendó ante su exequipo con otra gran actuación. En ausencia de Carlos Fernández, en el dique seco hasta nuevo aviso por parte del club, la producción ofensiva es prácticamente responsabilidad suya. A sus goles se ha agarrado el equipo en los compromisos más recientes a pesar de los discretos resultados que acumula en los últimos partidos. Las esperanzas están puestas ahora en la recuperación de Carlos para recuperar la sociedad en la delantera que mejores números ha ofrecido a lo largo del campeonato a pesar de los imprevistos.