Quique Fornos (As Pontes, 1997) deja Abegondo y no lo hace un cualquiera. Capitán del Fabril, diez años en la casa, fue uno de los pocos gallegos que se mantuvo en la antesala del primer equipo. Fernando Vázquez lo hizo debutar en 2013 y se pasó seis años a la espera de otra oportunidad antes de irse con el dolor de un descenso.

¿Cómo surgió la opción de marcharse ahora al Racing?

Fue precipitado. Eso sí, yo tenía un objetivo: hasta que bajase el Fabril yo no me iba a mover, porque quería estar ahí, con el grupo.

Dijo en su presentación con el Racing que era el máximo responsable del descenso. ¿No fue excesivamente duro con usted?

Soy de las personas a las que más le fastidió. Fue muy mala temporada. Me siento así, aunque todos somos responsables, la dirección deportiva, los técnicos...

Ya es no solo bajar es el cómo. ¿Por qué se produce así?

Son un cúmulo de cosas. Nos tenemos que parar a pensar en frío porque no es normal que, manteniendo la base, pasemos de casi campeón a quedar últimos y descender con tan pocos puntos.

¿Conserva el Dépor algún derecho de tanteo sobre usted?

Me desligo totalmente. Llegué en infantiles al club, hace diez años, y duele irse. Nunca crees que va a llegar ese día. Pasan los años y piensas en una nueva temporada. Y, de repente, te ves ahí rescindiendo. Es un cambio de vida.

¿Qué queda del niño de 16 años que debutó en Córdoba?

La ilusión de repetirlo otra vez, pero la vida cambia un mundo.

¿Cómo se asimila hacer cima tan pronto y después estar a las puertas tanto tiempo?

No es fácil. Debuté con el primer equipo y no solo bajé al Fabril, también lo hice al juvenil por lesiones. Y te ves abajo y, como te hundas, no sales de ahí; lo ves todo negativo. Sabía que tenía que hacer borrón y cuenta nueva. Ojalá sea pronto, en otro equipo.

¿Puede una situación así acabar con un jugador?

Claramente. Un jugador se ve debutando con el primer equipo y todo cambia. Si no tienes la cabeza amueblada, te crees uno más, que vas a ser profesional y que vas a vivir de esto y no sabes la vueltas que da el fútbol, donde te colocará. Es complicado gestionarlo.

¿Por qué está así la cantera?

No es un motivo o una persona. No salieron las cosas ni para el Fabril ni para el juvenil; en las categorías inferiores tampoco se dan los resultados. Ojalá cambie rápido y todos estemos arriba.

¿Es posible un Dépor o un Fabril con gente de la tierra?

En todos los equipos se valora a los de casa. Los del Dépor quieren que el equipo esté lleno de gallegos y los del Sevilla, de sevillanos. Claro que es posible porque en Galicia hay muchísimos equipos y gente con talento, pero también es necesaria la gente de fuera para saber lo que hay por ahí. La competencia te hace más fuerte, obliga a crecer, es necesaria.

¿Le duele no haber vuelto a contar para el primer equipo?

Me queda esa espina clavada de tener una oportunidad, de estar más con el primer equipo. La exigencia es máxima en el Dépor en Primera y en Segunda y por ahí lo puedo llegar a entender. Si me preguntas si me gustaría, si me lo merezco, si creo que podría estar ahí, te diría que me encantaría probar. Al final, sin una oportunidad no sabes si vales o no vales. Esa espina y esa duda quedarán ahí.

Y no llegó esa confianza...

A todos nos gusta que confíen en nosotros. Confiar es dar la oportunidad de entrenar varios meses con el primer equipo o cosas así. Intenté trabajar y hacer lo máximo y los de arriba son los que debían decidir si valía o no. Ojalá tengan esa oportunidad muchos niños que están ahora en Abegondo.